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En busca del ángulo científico de cualquier historia

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Illustration of people arranged in the shape of a circle, with a white background.
frimages/iStock

 

La primavera pasada, un editor me envió un correo electrónico para preguntarme si aceptaría escribir un artículo sobre la reciente película de la comediante Amy Schumer, I Feel Pretty. No suelo escribir sobre entretenimiento o temas de Hollywood, y para entonces la película ya había generado críticas y artículos de opinión en docenas de publicaciones. El editor y yo trabajamos para encontrar un ángulo diferente: uno científico.

Hablé con expertos y leí estudios; también me senté a ver la película de 110 minutos de duración. El artículo que finalmente escribí terminó siendo una mezcla de neurociencia y humor, y mi editor estaba encantado. No todas las historias sobre ciencia tienen que ser profundamente académicas o enfocadas en conceptos densos. Los artículos sobre ciencia pueden ser agradables para el público, que los invite a compartirlos con otros, e incluso ser sarcásticos o divertidos. Además, pueden aparecer en publicaciones cuyo enfoque pueda parecer muy alejado de la ciencia, como las revistas centradas en la moda, los negocios, la gastronomía, las políticas públicas, los deportes, la educación de los hijos … o realmente cualquier otra cosa.

Para un periodista independiente, encontrarle un ángulo científico a un tema en la agenda noticiosa del momento puede convertir a su propuesta de artículo en una más placentera e inesperada, y que tenga más probabilidad de despertar el interés de un editor.

“[La ciencia es] una forma más de entender el mundo y desmenuzar un evento de la actualidad a otro nivel, más allá del ‘quién, qué, dónde, cuándo, por qué’”, dice Cari Romm Nazeer, exeditora de The Cut quien ahora dirige la sección de servicios y consejos de Medium. “Cuando tomas una historia y tratas de extraerle la ciencia, a veces puede hacer que sea más fácil relacionase con esa cosa, y puede ser una forma más fresca de adentrarse en una historia a la que los lectores no están acostumbrados”.

Además, en mi experiencia, no tienes que ser un científico —o siquiera considerarte un periodista científico— para escribir sobre ciencia. En lugar de escribir sobre el estado mental en el que se encuentra, quien escribe un ensayo sobre sí mismo podría examinar por qué su cerebro está haciendo lo que está haciendo. Un periodista especializado en música podría hablar con expertos sobre la harmonía y acústica de un nuevo álbum, o sobre cómo la ciencia del sonido afecta qué canciones logran llegar a las listas de popularidad.

Nazeer sostiene que hay al menos un poco de ciencia en todo lo que las personas “hacemos o tocamos en nuestras vidas cotidianas” y estar en sintonía con ello podría abrir innumerables vías para que los periodistas conviertan sus ideas en historias. Si tu objetivo es adentrarte en el mundo de los escritores de ciencia, el punto de partida es simple: considera una pregunta interesante o examina a un personaje intrigante. Entonces, estás en buen camino para crear un artículo que cuente una gran historia, con ciencia que lo respalde.

 

Identifica la ciencia

Algunas historias sobre ciencia no comienzan de esa manera. A veces, la ciencia simplemente aparece, dice Andrew Zaleski, quien ha publicado reportajes en Popular Science, MIT Technology Review y Medium. Ese fue el caso de su historia sobre un pescador de tiburones, publicada en la edición de verano de 2018 de Popular Science.

“El tema general de ese número de la revista era ‘el peligro’”, dice Zaleski. “Había escuchado sobre este pescador y pensé, ‘OK, la pesca de tiburones es bastante peligrosa. Entonces, ¿qué puede decirnos un pescador de tiburones sobre ciencia? ¿Sacar a los tiburones del océano es inteligente, seguro, bueno, malo? ¿Qué piensa este tipo?” Al final, el reportaje se convirtió en una historia sobre conservación y ecosistemas marinos.

Zaleski no se considera un periodista científico, pero sabe que, a menudo, centrarse en los aspectos científicos de una historia puede ayudarle a venderla a una publicación en particular.

“Hay un par de historias que estoy viendo ahora que son medio científicas”, dice. “Pero también creo que simplemente son buenas historias. Les meteré más o menos ciencia dependiendo de la publicación que las acepte. A veces, la historia solo está ahí para transmitir la información sobre la ciencia. Otras veces, la ciencia es solo una compañera de la historia”.

En octubre, Zaleski publicó un reportaje sobre la mosca linterna con manchas, una especie invasiva, en Bloomberg Businessweek. Este medio puede parecer una elección extraña para una historia que cita a entomólogos y horticultores, pero fue un caso, dice Zaleski, de adaptar una historia de ciencia para que se ajuste a un medio específico. “Al final, la historia tiene un ángulo económico”, dice. “Pero para hablar sobre el porqué estos insectos son tan malos, tienes que explicar la ciencia”.

En ese caso, Zaleski abordó una historia de ciencia desde un ángulo diferente, pero también es posible hacer lo contrario con una idea que inicialmente puede parecer que no tiene una base científica.

Nazeer dice que hay una riqueza de preguntas científicas en torno a los pensamientos y eventos que las personas experimentan en su cotidianidad, todas simplemente esperando a ser preguntadas —y que alguien escriba sobre ellas—. “Encontrarlas solo requiere prestar más atención a los patrones en la vida cotidiana que no necesariamente consideramos como material científico”, dice. “Hay tantas peculiaridades del comportamiento humano a las que se les puede encontrar un trasfondo psicológico”.

 

No todas las historias sobre ciencia tienen que ser profundamente académicas o enfocadas en conceptos densos. Los artículos sobre ciencia pueden ser agradables para el público, que los invite a compartirlos con otros, e incluso ser sarcásticos o divertidos.

 

Nazeer señala una de sus historias favoritas la escribió el año pasado para The Cut: un artículo que se trataba de por qué tantas parejas pelean en Ikea. “Ese es un buen ejemplo de tomar algo que no consideramos un fenómeno científico y hablar con los psicólogos sobre lo que está sucediendo allí”. Nazeer habló con expertos cuya investigación respaldó su hipótesis de que visitar Ikea en pareja es malo para una relación. “Todos explicaron que tratar de tomar decisiones juntos y equilibrar las necesidades y los deseos de los demás crea este tipo de tormenta perfecta y hace que nuestros cerebros quieran entrar en una discusión”.

Muchas de las mejores historias sobre ciencia que Nazeer ha asignado, dice ella, provienen de escritores que buscan una explicación más profunda de algo que parece insignificante. “Creo que lo mejor que puedes hacer es prestar mucha atención a las conversaciones ociosas con tus amigos o a las cosas extrañas en las que te encuentras pensando”, dice. “Esos momentos casuales a veces pueden ser la chispa de una idea inesperada. Hace un tiempo tuvimos una historia acerca de la diferencia entre lo lindo y lo “tan feo que es lindo”. Salió cuando la escritora se volvió loca por un pug. Puedes tomar esas cosas y tratarlas como fenómenos dignos de ser investigados, y obtener como resultado una historia fresca, divertida y sorprendente”.

 

Encuentra a tu experto

Una vez que hayas identificado la pregunta científica que se oculta en la idea de una historia, el siguiente paso es encontrar a alguien con credenciales reales para que te lo explique.

“A veces puede ser un poco dificultoso”, dice Zaleski. “Confío mucho en las fuentes con las que hablo. Escribí una historia para Popular Science sobre un tipo que persigue la inmortalidad, y encontré personas que trabajan en centros de investigación sobre el envejecimiento, y leí este libro que fue como un curso intensivo de biología.

Probablemente hablé con 12 a 14 personas antes de que todo empezara a cuajar”.

Si bien este es, sin duda, el momento en el que tener un título en ciencias sería útil, es posible extraer conceptos complicados solamente siendo un buen reportero. Los científicos a menudo responden a un entrevistador honesto y empático, tal y como cualquier otra fuente, y hacer preguntas detalladas e informadas sobre su investigación puede animarlos a abrirse. También es útil saber lo que no sabes y no tener miedo de preguntar. Pero lo más importante es que tienes que estar dispuesto a hacer la investigación. Para explicar la ciencia a tus lectores, primero tú mismo necesitas tener una comprensión firme sobre el tema.

“Para las personas que no tienen conocimientos científicos, a veces puede ser un poco más difícil”, dice Zaleski. “Tengo un título en literatura inglesa. Solo tengo que asegurarme de hablar con un montón de personas y de que entiendo el concepto. Creo que con el tiempo, se vuelve más fácil y empiezas a darte cuenta de lo que estás buscando”.

 

Lee los estudios, pero no te enredes demasiado

Cuando estás buscando respuestas a las dudas científicas que encontraste en la idea de una historia, los estudios científicos pueden ser útiles. De hecho, te sorprendería la gran cantidad de preguntas —a veces extrañas— que los científicos de los laboratorios universitarios y los centros de investigación han preguntado, respondido y publicado.

“Las mejores historias logran un equilibrio entre ser informativas y transmitir información de un estudio sin atascar al lector con detalles que no necesitan saber”, dice Nazeer. “Así que debes preguntarte qué tan profundo debes ahondar en el estudio para explicar lo que encontraron los investigadores”.

Sin embargo, Nazeer señala que no todo el reporteo científico debe basarse en estudios. De hecho, dice, eso puede ser un peligro.

“Hay nuevos estudios que salen todo el tiempo y puedes terminar en una especie de rueda de hámster donde no estás dando un paso atrás para poder mirar los fenómenos divorciados de la nueva investigación”, dice ella. “El enfoque más interesante, como editor y lector, es observar las cosas que se aplican directamente a la vida cotidiana y las fuerzas escondidas que dan forma a cómo pensamos, nos comportamos e interactuamos”.

 

Cuenta la historia

Al final, una historia —ya sea sobre gastronomía, moda, deportes o ciencia, e independientemente de dónde se publique— sigue siendo una historia. Zaleski dice que sus mejores ideas, muchas de las cuales se convierten en reportajes de ciencia, comienzan como una colección de personajes y escenas interesantes. Su reportaje sobre el cazador de tiburones, por ejemplo, fue sobre biología marina y conservación del océano, claro; pero fue principalmente una historia sobre Mark Quartiano, “el Darth Vader de la pesca de tiburones”.

“Era fascinante y entretenido, y era la manera de llevar al lector a través de esta historia más amplia de la conservación del océano”, dice Zaleski. “Todo regresa a quiénes son los personajes. ¿Hay un arco? ¿Hay tensión? ¿Hay conflicto? Después, simplemente estás construyendo las partes donde entra la ciencia”.

 

Kate Morgan Cortesía de Kate Morgan

Kate Morgan es una periodista independiente cuyos artículos sobre ciencia, comida, viajes y personas fascinantes han aparecido o se publicarán próximamente en Popular Science, Saveur, Woman´s Day, The Washington Post, USA Today, Slate, O Magazine y muchos otros. Síguela en Twitter @ByKateMorgan.

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