Una larga lista de problemas aflige al periodismo en estos días, incluyendo despidos frecuentes y la expansión de desiertos noticiosos (comunidades que no son cubiertas por los medios). Otra deficiencia mayor, aparentemente particular al periodismo científico en Estados Unidos, con mucha frecuencia no es reconocido: las noticias sobre ciencia que se transmiten o publican en el segundo lenguaje más comúnmente hablado en Estados Unidos, español, son poco comunes —y cuando existen, frecuentemente están en riesgo de desaparición—.
Estados Unidos es el hogar de aproximadamente 40 millones de personas que hablan español en la casa, y los hispanos son alrededor de 18 por ciento de la población, de acuerdo a cifras publicadas recientemente por el Pew Research Center. Para el año 2060, la Oficina del Censo proyecta que la última cifra subirá a cerca de 29 por ciento, o aproximadamente 119 millones de personas. La mayoría de los que hablan español en los Estados Unidos son bilingües en inglés, pero cerca de 41 por ciento de los hispanohablantes reportan que no hablan muy bien inglés. Presumiblemente, muchas de esas personas preferirían las noticias en español. Eso podría ser el caso más probable para aquellos que no nacieron en los Estados Unidos, lo que describe aproximadamente a una tercera parte de la población latine en los Estados Unidos.
A pesar de la influencia que va aumentando de las personas latines e hispanas (ver recuadro) en Estados Unidos, la cobertura nacional sobre ciencia tiende a servir a la gente que se comunica mayormente en inglés. Esa parcialidad deja a los hispanohablantes en los Estados Unidos —incluyendo a los que hablan, pero no leen el inglés con facilidad— desinformados sobre temas científicos, ambientales, y de salud, que afectan sus vidas, familias y comunidades.
Por ejemplo, personas latines e hispanas en los Estados Unidos están influenciados desproporcionadamente por varios temas ambientales y de salud. La contaminación del aire afecta significativamente más a gente de color, incluyendo a personas latines en el Noreste y Atlántico medio de Estados Unidos, que lo que afecta a personas caucásicas, según un reporte de junio de 2019 por la Union of Concerned Scientists (Unión de Científicos Preocupados). Y 78 por ciento de gente latine reporta haber experimentado los efectos del cambio climático, de acuerdo a una encuesta publicada por Latino Decisions, en noviembre de 2018. (Una encuesta reciente representativa de todos los residentes de los Estados Unidos pone esa misma cifra en 46 por ciento.) El cambio climático es particularmente amenazante para trabajadores de la agricultura, que típicamente trabajan al aire libre; más de la mitad de esa fuerza laboral es hispana, según el Economic Research Service del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos.
Latines e hispanos en los Estados Unidos necesitan estar bien informados sobre estos y otros temas científicos que afectan sus vidas y comunidades.
Varias propuestas pueden aumentar la cantidad, estabilidad y alcance del periodismo científico en español. Esas propuestas incluyen esfuerzos para entrenar y emplear más periodistas científicos que sepan español con fluidez, así como aumentar la conciencia sobre el tamaño y la diversidad de la población de hispanohablantes en los Estados Unidos en las salas de redacción. Atender el problema completamente va al corazón de un asunto a largo plazo en la industria del periodismo —barreras sistémicas a la entrada de periodistas latines y de otros grupos marginalizados, acompañado por culturas en las salas de redacción que son insensibles a asuntos relevantes a comunidades étnicas y raciales marginadas o vulnerables—.
El panorama de los medios científicos en español en los estados Unidos
A primera vista, el panorama para el periodismo científico en español puede parecer más saludable de lo que es. Después de todo, 624 medios noticiosos —incluyendo audio, TV, en línea, por cable, y plataformas impresas— sirven audiencias latines en los Estados Unidos. Y 484 de ellas ofrecen contenido exclusivamente en español, de acuerdo a “The State of the Latino News Media”, un reporte publicado en junio de 2019 por la Craig Newmark Graduate School of Journalism de la City University of New York (CUNY). En comparación, aproximadamente 8.400 periódicos diarios y no diarios sirven a la población general de los Estados Unidos, según la National Newspaper Association.
Muchos de los medios de comunicación que sirven a gente latine y en español publican o transmiten piezas que se podrían considerar noticias científicas. Eso incluye a Univisión y Telemundo, dos cadenas mediáticas hispanohablantes con una presencia significativa en los Estados Unidos. Pero el compromiso de cubrir ciencia en todos esos medios de comunicación fluctúa.
Univisión, por ejemplo, en 2017 ganó un Premio Ortega y Gasset de Periodismo por una investigación de cinco partes publicada en línea en español y en inglés, que reveló cómo la industria de barcos cruceros evade controles ambientales, contribuciones y leyes laborales. En 2018, Univisión eliminó los trabajos de empleados en la unidad de noticias de ciencias ambientales que desarrollaron la investigación. Representantes de Univisión no respondieron a varias peticiones para discutir los detalles de la decisión. “Hemos hecho un esfuerzo concertado para asegurar que salud y ciencia sean cubiertas en todas nuestras plataformas, incluyendo TV, digital, y redes sociales”, dice José Zamora, vicepresidente sénior de comunicaciones de Univisión. “No hay otra organización de noticias hispanohablante con nuestro alcance en TV, radio y digital”.
Entre las publicaciones dedicadas a la ciencia en los Estados Unidos, por lo menos algunas ofrecen contenido en español. Una que lo hace es la revista Audubon, que se especializa en noticias e investigaciones sobre aves y la naturaleza. Todas las historias en la revista impresa y algunos artículos en línea son traducidas al español cuando cada publicación de la revista se ofrece en línea. Jillian Mock, que maneja el contenido en español de Audubon de manera freelance o independiente, dice que el desarrollo del contenido de Audubon que es originalmente escrito en español está también en etapas de planificación. “Las aves realmente conectan este hemisferio entero, porque pasan tiempo en Sudamérica, y en Norteamérica, y en Canadá, y el Ártico”, dice Mock. “No importa de dónde en América provienes… probablemente tienes aves en común”.
National Geographic, también bien conocida por su cobertura de la naturaleza, publica ediciones en español de la revista impresa internacionalmente. Pero ninguna de ellas es dirigida a la audiencia de los Estados Unidos. En raras ocasiones, la página web publica traducciones al español de reportajes o noticias que inicialmente fueron escritas y reportadas en inglés.
Un esfuerzo prominente para producir noticias de ciencia en español diariamente surgió en 2014 con el lanzamiento de Scientific American en Español. El sitio web estaba encabezado por Debbie Ponchner, que anteriormente fue editora de La Nación, uno de los principales periódicos de Costa Rica. Pero en 2017, Springer Nature, la compañía matriz de Scientific American, despidió a Ponchner y dejó de publicar nuevo contenido, citando “los vientos económicos severos” que están enfrentando las editoriales.
Lo que se pierde en la traducción
El panorama para el periodismo científico en español en Estados Unidos tiene sus puntos positivos. En años recientes, varios periódicos en Estados Unidos, principalmente en inglés y que regularmente cubren ciencia, han añadido contenidos o secciones en español. Parte de ese contenido, que incluye a The Dallas Morning News, el Los Angeles Times, y el Miami Herald, es noticias científicas. The New York Times en Español, que fue lanzado en 2016, también publicó algunas noticias científicas pero fue descontinuado como un sitio web independiente en septiembre de este año.
Los editores de esas plataformas típicamente publican una combinación de noticias “en español primero” —que son escritas originalmente en español— y traducciones al español de noticias “en inglés primero”.
Pero las traducciones pueden traer deficiencias que se encuentran en muchas noticias científicas “en inglés primero” —la marginalización o ausencia de ciencia hecha por científicos e instituciones de investigación Latinoamericanas—. Esta práctica disminuye o hace invisible las contribuciones de científicos de los países de origen de millones de personas en los Estados Unidos. Fundamentalmente, esas noticias están incompletas, para todos los lectores.
En el 2016, Federico Kukso, periodista científico radicado en Buenos Aires, Argentina, detalló ese problema en una pieza para Undark. En julio de ese año, un equipo de cuatro investigadores reportaron el descubrimiento de un nuevo tipo de dinosaurio en Argentina. Sin embargo, cuando muchos medios de comunicación en inglés cubrieron esa noticia, omitieron los nombres de los científicos argentinos que fueron coautores del artículo, así como sus afiliaciones institucionales, señaló Kukso, quien sirve en el consejo de la World Federation of Science Journalists.
Esta parcialidad puede llevar a la falsa percepción de que no ocurre actividad científica significativa en América Latina, dice Kukso. Esa manera de pensar puede entonces aumentar el problema y resultar en menos cobertura de ciencia en el futuro.
Las razones para la escasez de cobertura en español en tantas salas de redacción probablemente incluyen consideraciones financieras e inercia. Mock, la periodista independiente trabajando para Audubon, sugiere que en algunos casos los líderes editoriales pueden no haber hecho alguna investigación para determinar los intereses de los lectores latines o quienes leen en español y sus apetitos por temas científicos. O puede que encuentren el prospecto de dedicar recursos a cobertura en español como algo desalentador. “La gente simplemente no está pensando sobre eso o piensan que tienen otras situaciones más grandes y no están tomando en consideración a esta comunidad de la manera que yo creo que deben, solo por el propósito de ser buenos administradores y periodistas científicos”, dice ella (y nota que ella habla solamente por sí misma, y no por Audubon).
Cuando se lanzan iniciativas de noticias en español en medios específicamente sobre ciencia o generalizados, los líderes comúnmente fallan al no comprometer suficientes recursos para asegurar el éxito a largo plazo del proyecto, dice Emiliano Rodríguez Mega, un periodista científico radicado en la Ciudad de México que escribe para muchas publicaciones en los Estados Unidos. “La realidad es que raramente hay un modelo de negocio claro y una estrategia genuina de ingresos planificada para las páginas web en español de medios estadounidenses, orientados o no a la ciencia,” dice él.
La representación de periodistas latines en salas de redacción y en las aulas en Estados Unidos
La composición racial y étnica de la fuerza laboral periodística en los Estados Unidos también contribuye a la escasez de noticias de ciencias en español. Datos sobre la representación latine en las salas de redacción y el periodismo científico es limitada y muchas veces superficial. Aproximadamente 77 por ciento de los empleados de salas de redacción son caucásicos no-hispanos, según un análisis de datos del censo estadounidense recopilados entre 2012 y 2016 por el Pew Research Center. Las conclusiones están alineadas con los resultados no-científicos recopilados por el American Society of News Editors (ASNE) en 2018, demostrando que casi 23 por ciento de los empleados de salas de redacción son personas de color. Un reporte del 2019 por la Radio Television Digital News Association (RTDNA) y la Hofstra University declaró que la gente hispana o latine compone un total de aproximadamente 12 por ciento de las salas de redacción de la televisión local.
Detalles sobre las destrezas lingüísticas no son recopilados típicamente, pero parece ser claro que muy poco periodismo en los Estados Unidos se está produciendo en español. Por un número de razones, las salas de redacción deben considerar emplear más periodistas y editores bilingües en inglés y español — particularmente periodistas latine, ya sean empleados o periodistas freelance, que sean bilingües en ambos idiomas. No solo traen sus destrezas lingüísticas al trabajo, sino que también es probable que entiendan mejor los matices culturales cuando estén cubriendo ciencia que es especialmente relevante a las comunidades latines en los Estados Unidos, así como a la ciencia realizada en América Latina o por científicos Latinoamericanos y latines.
Rodríguez Mega aboga que las salas de redacción no solo deben diversificar su fuerza laboral, sino que también diversificar “la mentalidad de la sala de redacción”. Hacer eso incluye considerar cómo el equipo editorial piensa sobre sí mismo y su audiencia. “Yo creo que publicaciones orientadas hacia la ciencia, como las que solo cubren ciencia en inglés, deben darse cuenta de que no somos, [y] que su audiencia no es, un hombre blanco cuarentón,” dice él. “Probablemente su audiencia es mucho más diversa”.
Números más grandes de graduados bilingües que vienen de escuelas de periodismo pudiesen aumentar el número de periodistas latines. Eso es una meta grande, por ejemplo, del programa de periodismo en español de la Newmark Graduate School of Journalism en CUNY. Creado en 2016 y dirigido por Graciela Mochkofsky, quien también lideró el reporte reciente de la escuela sobre los medios latinos, el programa ofrece clases requeridas en inglés y español.
El modelo de entrenamiento bilingüe de CUNY es inusual entre las escuelas de periodismo en los Estados Unidos. A pesar de que algunos estudiantes que se gradúan del programa pueden terminar cubriendo ciencia, el programa no está enfocado en periodismo científico —más bien, el programa mayormente entrena a estudiantes a cubrir “la experiencia latina”—. Entre programas de enseñanza enfocados en ciencia en los Estados Unidos, el entrenamiento bilingüe no es común. Los directores de algunos programas de escritura científica, como los del MIT, la New York University, y la University of California, Santa Cruz, notan que buscan activamente a estudiantes bilingües y priorizan la diversidad en su reclutamiento y ayuda económica. Algunos programas también fomentan en sus estudiantes el publicar en español y ofrecen apoyo editorial para esos esfuerzos.
Sin embargo, aún con becas y otras ayudas económicas, la educación universitaria es cara en los Estados Unidos. El costo de estudiar puede ser una barrera para estudiantes a través del sistema universitario, dice Yvette Cabrera, redactora sénior en Grist y miembro de la junta de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos. “Cuando uno viene especialmente de una comunidad de bajos ingresos, solo entrar a la universidad es un proceso difícil”, dice ella. Tener un grado universitario no es esencial para asegurar un trabajo en periodismo, pero la mayoría de las compañías mediáticas requieren uno. Y el entrenamiento a nivel de posgrado típicamente incluye crear conexiones con otros profesionales que abren puertas, dándole a los estudiantes que terminan esos programas una ventaja significativa para conseguir pasantías, trabajo independiente y empleos.
Con la crisis financiera de la industria de los medios, algunos líderes de las salas de redacción pueden sentirse ansiosos sobre comprometer recursos para reclutar y retener periodistas de grupos marginalizados, lo que puede afectar a periodistas latines y a periodistas que pueden reportear y escribir en español. Pero Cabrera dice que aumentar la diversidad e inclusión todavía es posible en el tiempo actual de ingresos reducidos y presupuestos estrictos para noticias. “También es una pregunta de si las salas de redacción continuarán dándole importancia a la diversidad en sus agendas a pesar de las dificultades financieras”, dice Cabrera. “[En] las salas de redacción que continúan teniendo a la diversidad como prioridad, lo verás en los números, en el porcentaje de periodistas de color en sus salas”.
Diversidad dentro de la población hispanohablante en los Estados Unidos
Últimamente, al pensar sobre cómo servir a los leyentes que hablan español, las salas de redacción en los Estados Unidos tienen que pensar más allá de marcar casillas de grupos raciales y étnicos en encuestas. Comunidades latines e hispanas no son un monolito; hay diversidad dentro de ellas. “Para mí es un poco difícil decir ‘la población hispanohablante de los Estados Unidos’. Yo creo que tienes que ir región por región y ver su población y ver qué necesita”, dice Ponchner, ahora una periodista independiente radicada en Costa Rica. “Yo no creo que puedes juntarlos a todos en una canasta. Los Estados Unidos es bien grande y las necesidades son diferentes”.
Por ejemplo, la mayoría de los hispanos en los Estados Unidos, así como en algunas ciudades grandes en California y Texas, son de ascendencia u origen mexicano, según el Pew Research Center. Pero gente de ascendencia dominicana o puertorriqueña predominan entre los hispanos en la ciudad de Nueva York y Newark, New Jersey. En el sur y centro de Florida, gente de ascendencia u origen cubano o puertorriqueño son los grupos hispanos que predominan. Tal vez el periodismo científico en español pueda servirle mejor a los que leen, escuchan y ven noticias, al cubrir temas de preocupación para las poblaciones locales latines e hispanas. El lenguaje español también puede variar regionalmente o por comunidad, así que editores y periodistas deben usar un vocabulario y una gramática que probablemente sean de entendimiento común.
Diferencias generacionales en las poblaciones latines e hispanas en los Estados Unidos presentan otro reto —y oportunidad— para medios noticiosos tratando de alcanzar a hispanohablantes. La mayoría de los residentes latines nacieron en los Estados Unidos, según el Pew Research Center. Y la mayoría de ellos son jóvenes, bilingües e interesados en recibir por lo menos algunas, si no todas, sus noticias en inglés. Algunos hablan, leen y escriben solo en inglés. Otros entienden español hablado por los miembros de su familia en su casa, pero no leen o escriben en español. Así que radio, podcasts y TV en español sobre temas científicos pudiese ser una manera para cautivar una audiencia de mayor edad que se comunica principalmente en español y una audiencia más joven que entiende el español hablado.
Claramente, la necesidad de más noticias científicas en español en los Estados Unidos es significativa, y hay bastante espacio para el crecimiento y la creatividad en esta área del periodismo científico. Formatos multimedia, además de las prácticas de reclutamiento y entrenamiento que se enfocan en la búsqueda de periodistas bilingües, pueden jugar un rol definitivo en servir mejor a las audiencias hispanohablantes y latines con noticias científicas. Un compromiso más fuerte dentro de las redacciones para identificar y atender las necesidades e intereses de gente latine en los Estados Unidos y otras audiencias hispanohablantes debe respaldar esos esfuerzos. Exactamente cómo la escasez de periodismo científico va a ser atendida dentro del contexto de los cambios amplios que están pasando en los medios, está por verse.

Mariela Santos-Muñiz es periodista independiente y escritora, actualmente radicada en Puerto Rico, cuyos artículos han sido publicados en The Associated Press, Ensia, Nylon, The Daily Dot, y otras publicaciones. Es miembro de la Asociación Nacional de Periodistas Hispanos. Su Twitter es @mellamomariela.