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La ciencia no sucede en un vacío. Los recursos y el trabajo necesario para hacer investigación requieren dinero, el cual tiene que salir de alguna parte. Y en muchos campos y disciplinas, las personas detrás de este trabajo pueden beneficiarse de los resultados del estudio de maneras que van más allá de obtener el reconocimiento de su investigación, por ejemplo, otorgando licencias o patentes, o al ser consultores para empresas. Además, los investigadores también tienen vidas fuera del trabajo: tienen seres queridos, enemigos, deseos.
A menudo, las realidades del trabajo y la vida personal de alguien pueden generar un conflicto de interés, es decir, cualquier cosa que pueda influir en la capacidad de un científico o una científica de diseñar un experimento y reportar con precisión sus resultados. Como periodista de ciencia, parte de tu trabajo es identificar cuándo una fuente tiene un conflicto de interés. Encontrar uno no significa que tienes que descartar a la fuente por completo —ni mucho menos—. Pero implicará revelar el conflicto a tus lectores y buscar otros puntos de vista.
¿Qué cuenta como conflicto de interés?
Un claro conflicto de interés surge cuando un estudio o investigador es financiado por una fuente cuyo propósito principal es algo distinto de la exploración científica. A veces, este desajuste es muy claro: “El área de la que más sospecho es si se trata de una industria que no está en el sector de salud y financia un estudio relacionado con ella, como si Coca-Cola financia estudios sobre la obesidad”, dice Tara Haelle, una periodista independiente en Dallas, Texas, que cubre la salud.
Pero si el financiamiento viene de una fundación que tiene a la investigación científica como parte de su misión, no necesariamente está libre de conflictos de interés. En este caso, es útil verificar otros trabajos de la fundación para ver si tiene un historial de financiar investigaciones revisadas por pares y si tiene una inclinación ideológica en particular. “Hay organizaciones que se oponen a tomar acción ante el cambio climático y han financiado en el pasado investigaciones que cuestionan si los humanos estamos causando el cambio climático o el grado en que lo estamos causando”, señala Richard Monastersky, editor principal de reportajes en Nature, citando el libro Merchants of Doubt.
El tipo de financiamiento también puede ser importante para los conflictos de interés. Una beca de investigación sin restricciones, que le permite a los investigadores de una universidad o centro de investigación gastar el dinero como quieran, presenta un conflicto de interés menor que si alguno de los autores de un artículo fuera empleado directamente por la empresa, dice Teresa Carr, periodista freelance de ciencia y salud que radica en Golden, Colorado, y que escribe la columna Matters of Fact de Undark y anteriormente fue editora de Consumer Reports,enfocada en medicamentos.
Los conflictos de interés pueden ir más allá del dinero.
Las fuentes también pueden tener conflictos de interés que no están vinculados con un estudio o proyecto en particular. Puede ser que tengan una patente de un invento o producto relacionado con su investigación, que reciban dinero por consultar para una empresa o marca, o que incluso tengan dinero invertido en algo relacionado con el contenido de tu historia. El pago directo a cambio del éxito de una empresa merece especial atención. “En ese momento, sería muy difícil mantenerse neutral con respecto a los resultados”, dice Carr. “En ese punto, te estás enriqueciendo monetariamente”.
Los conflictos de interés también pueden ir más allá del dinero. “Mucha gente no piensa en los conflictos de interés personales”, señala Haelle. Eso podría tratarse de la relación de una fuente con alguien cuyo trabajo está estrechamente relacionado con la historia o que se beneficiará personalmente de la investigación discutida en el artículo. Tamar Haspel, quien escribe una columna para el Washington Post sobre política alimentaria, a veces les pregunta a sus fuentes de artículos relacionados con la dieta si siguen un régimen particular para controlar su propio peso. En un artículo reciente sobre dietas cetogénicas y pérdida de peso, señaló el uso personal de una de sus fuentes de esta dieta baja en carbohidratos para controlar su peso, junto con el hecho de que él escribió un libro que defiende tales dietas. Dado que el artículo trataba sobre si un nuevo estudio sobre la dieta keto era bueno, Haspel sintió que el hecho de que su fuente usa la dieta era relevante para la historia. Si bien está lejos de ser necesario preguntarles a todas tus fuentes sobre cómo se relaciona su experiencia profesional con su vida personal, en algunos casos puede ayudar a desmenuzar sus posturas. “Creo que nuestra visión del mundo y la forma en que le damos sentido a la ciencia están inevitablemente influenciadas por nuestra propia experiencia”, dice.
Cómo identificar un conflicto de interés
En cualquier estudio, los investigadores deben comunicar los conflictos de interés en una sección al final de su artículo, junto con sus fuentes de financiamiento. “Esa es simplemente una parte estándar que viene en cualquier artículo científico que he visto en cualquier campo. Si las personas involucradas no lo comunican, pueden meterse en grandes problemas más adelante”, dice Kevin Krajick, editor de noticias del Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia en Nueva York. Por supuesto, a veces los lazos financieros pueden pasar por alto los estándares de declaración de conflictos de interés de una revista científica en particular. Pero una mirada cuidadosa a la sección de declaración de conflictos y fuentes de financiamiento es un primer paso útil para detectar posibles conflictos de interés. Cuando trabajaba en un artículo reciente para Undark (que republicamos en la sección de salud de Slate) sobre si los medicamentos que aumentan la libido en las mujeres son efectivos, Carr encontró un estudio sobre uno de esos medicamentos en el que “todas y cada una de las personas” que realizaban el ensayo “tenían vínculos con la compañía farmacéutica que distribuye el medicamento”, dice. “Así que eso es obvio”.
También puedes preguntarles a tus fuentes directamente si tienen algún conflicto de interés que pudiera ser relevante durante su conversación. “Según mi experiencia, la mayoría de las personas son muy comunicativas al respecto”, dice Haelle. “La mayoría de las personas no intentan ser misteriosas al respecto ni nada por el estilo”, coincide Christina Colizza, editora de investigación de Wirecutter de The New York Times (donde yo también trabajé).
Cuando estás hablando con tus fuentes sobre sus vínculos financieros, o de otro tipo, hablar en términos de “declaraciones” suena menos acusatorio que hablar de “conflictos”, dice Tara Haelle.
Colizza sugiere decir algo como: “Para verificar si necesitamos incluir declaraciones de interés en el artículo, ¿podrías decirme si tienes algún vínculo financiero actual o pasado con alguno de los productos y empresas de las que hemos hablado? Por ejemplo, patentes, financiación o trabajos de consultoría”. (Ella explica cómo usar este lenguaje en un artículo sobre cómo Wirecutter examina fuentes).
Cuando estás hablando con tus fuentes sobre sus vínculos financieros, o de otro tipo, hablar en términos de “declaraciones” suena menos acusatorio que hablar de “conflictos”, señala Haelle. También explica que depende de ella como periodista decidir si una declaración de interés cuenta como un conflicto dentro del alcance de su historia. Preguntar sobre tipos específicos de declaraciones de interés puede ayudar a refrescar la memoria de una fuente y evitar confusiones sobre el tipo de relaciones que le estás pidiendo que revele.
Cuándo preguntar es en sí mismo un poco como una forma de arte. Colizza dice que preguntar por correo electrónico sobre posibles conflictos de interés, al programar una entrevista con tu fuente, puede ahorrar tiempo y esfuerzo si resulta que una fuente potencial tiene un conflicto de interés importante. Por lo general, Carr prefiere esperar hasta el final de la entrevista, después de que ya haya obtenido toda la información que necesita, antes de potencialmente alterar a su fuente —”a menos que el conflicto de interés sea el punto central de la entrevista o la historia”, agregó por correo electrónico—. “En ese caso estoy más dispuesta a hablar sobre ese tema por adelantado”. Haelle también acostumbra a preguntar sobre posibles conflictos al final de las entrevistas, excepto cuando está escribiendo un artículo urgente para un cliente en particular, para el cual repasa una lista estándar de preguntas al principio de cada entrevista para asegurarse de que no tendrá que perseguir a sus fuentes para confirmar algo antes de entregar su artículo. Si estás nervioso o nerviosa, Haelle sugiere el siguiente truco: agradece a la fuente por la útil conversación y luego dile que tu editor te pidió que preguntaras a tus fuentes si tienen algún conflicto de interés que revelar. “Para cualquier cosa que tengas que hacer que sea un poco incómoda, solo culpa a tu editor”, dice Haelle.
Si tu historia trata sobre el sector de salud, medicamentos, u otro campo en el que los actores de la industria pagan a expertos por su trabajo regularmente, también hay algunas bases de datos que puedes consultar. Open Payments, una base de datos mantenida por los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid de Estados Unidos, enlista los pagos que van a los médicos de las compañías farmacéuticas. Dollars for Docs y Dollars for Profs de ProPublicahacen un seguimiento de los fondos de la industria que van a expertos (aunque sus bases de datos no se han actualizado desde 2019, pueden seguir siendo útiles). Con cualquiera de tus fuentes, puedes hacer una pequeña “búsqueda en Google”, dice Colizza —tal vez incluso puedes revisar sus redes sociales, solo para ver si aparece algún vínculo con alguna empresa por el que valga la pena preguntarle a tu fuente—.
Entonces, ¿puedo incluir a mi fuente?
Incluir o no a una fuente en una historia se reduce en última instancia a si contribuye con algo importante a que la historia sea comprensible para el lector. Esto variará mucho de una fuente a otra y de una historia a otra. “Soy muy renuente a generalizar de cualquier forma”, dice Haspel, quien es transparente sobre sus propios conflictos de interés potenciales, manteniendo en su sitio web una lista actualizada de las organizaciones que le han dado dinero para viajar en un seminario o simposio, así como las pautas personales que sigue para aceptar ese dinero, para que así cualquiera pueda evaluar estos lazos por sí mismo.
“Cada fuente presenta su propio conjunto de desafíos y peculiaridades”, dice Colizza. A veces, una fuente o su trabajo puede ser demasiado importante para que el lector comprenda el tema de la historia como para excluirlo. Por ejemplo, una guía de Wirecutter sobre la higiene de los juguetes sexuales incluía un estudio que describía cómo el virus del papiloma humano puede persistir en dichos dispositivos —aunque el trabajo fue financiado por una empresa que vende juguetes sexuales— porque sugiere la importancia de desinfectar los dispositivos en ciertas circunstancias. Otras veces, el conflicto de interés de una fuente podría ser la razón por la que te inclinas a entrevistarla en primer lugar. Qué tanta investigación adicional debes hacer para poner en contexto los comentarios o palabras de una fuente —y si puedes incluirla a final de cuentas o no— puede depender de una serie de conversaciones con tu editor.
Es probable que surjan algunas consideraciones comunes acerca de si incluir una fuente o no a medida que investigas la historia. La primera es simplemente que tan sólido es el trabajo de la fuente en otros aspectos. Colizza enumera algunas señales de alerta claves en investigaciones científicas: “Si es publicada en una revista depredadora, si el tamaño de la muestra es demasiado pequeño, o si no ha sido revisado por pares”. Es posible que si te encuentras con un estudio pequeño y levemente interesante, financiado por algún actor de la industria, no valga la pena incluirlo en tu historia, mientras que un estudio patrocinado por la industria, pero que produce un conjunto robusto de datos podría ser importante para tu historia, incluso si viene con advertencias. Y la revisión por pares, aunque es imperfecta, puede ayudar a filtrar investigaciones que estén demasiado sesgadas. (Ten mucho cuidado con cualquier información o datos publicados únicamente en un sitio web en pro de la empresa o investigación, como un informe de 2017 publicado por la Coalición Para un Procesamiento y Envasado de Alimentos Más Seguros que llevó a The New York Times a publicar un artículo cuestionable sobre los productos químicos que vienen en los macarrones con queso que vienen empacados en caja). “En general, la información que estás viendo en una revista científica sólida probablemente sea información bastante decente”, dice Carr. “La pregunta es, ¿cómo vas a interpretar esos datos?” Aquí, una buena investigación es esencial: debes obtener comentarios de expertos externos que no hayan estado involucrados en la investigación y que no tengan conflictos de interés superpuestos. “Nunca dependas de una sola persona o grupo de personas”, dice Carr.
Eso incluye buscar personas que puedan estar escépticas sobre la investigación o tecnología sobre la que estás escribiendo, dice Jori Lewis, una reportera radicada en Senegal que cubre agricultura y medio ambiente. Ella sugiere un par de preguntas que debes hacerte a ti mismo cuando estás escribiendo sobre algo que pretende resolver un problema, como lo hizo ella para una historia que hizo sobre un carbón supuestamente amigable con el clima: “¿Quiénes son las personas que no están de acuerdo con esta propuesta? ¿Quiénes son las personas que están de acuerdo con esta propuesta pero piensan que es demasiado raro?”; es decir, suena excelente en teoría y está basado en ciencia sólida, ¿pero es poco práctico para llevarse a cabo en el mundo real?
No tengas miedo de mencionar el conflicto de interés con otras fuentes. Otros expertos que estén en sintonía con el funcionamiento interno de un campo de investigación en particular pueden proporcionar una estimación útil sobre si el conflicto de interés es un problema relevante.
Si estás escribiendo sobre una pieza sobre una nueva tecnología o solución ambiental, podrías considerar mirar fuera del mundo de los investigadores, hacia los miembros de la comunidad donde se implementará la tecnología, dice Lewis. Y no tengas miedo de mencionar el conflicto de interés con otras fuentes. Otros expertos que estén en sintonía con el funcionamiento interno de un campo de investigación en particular, pueden proporcionar una estimación útil sobre si el conflicto de interés es un problema relevante.
En ocasiones, también podrías usar una fuente con un conflicto de intereses evidente en tu historia —como alguien que ha recibido pagos por parte de una empresa— simplemente porque es imposible encontrar un experto en un campo en particular sin vínculos financieros. Los estudios financiados por la industria son particularmente comunes para algunas categorías de medicamentos, por ejemplo, para los medicamentos para dormir. Esto también puede ser cierto para algunos tipos productos de consumo. “Muy a menudo, las personas con más conocimientos han consultado o trabajado para un fabricante”, dice Colizza. En esos casos, incluir múltiples fuentes, que tengan vínculos con diferentes empresas y grupos industriales, puede ayudar a evitar que la historia esté sesgada hacia un fabricante en particular.
También deberás explicar claramente cuáles son los conflictos de interés desde la primera vez que menciones la fuente. No hay necesidad de ponerse demasiado elegante con estas declaraciones de conflictos. A veces, el conflicto de interés será evidente en el título profesional de una fuente. Si el conflicto de interés involucra financiamiento o un vínculo personal, puedes ponerlo entre paréntesis o en un margen de tu historia. En su artículo sobre los medicamentos para la libido, Carr incluyó los vínculos corporativos de los investigadores en una lista de problemas con el estudio, destacada entre un par de guiones largos. O tal vez puedas establecer una conexión relevante en la narrativa de la historia, de la misma forma que compartirías cualquier otro hecho interesante sobre la vida de una fuente.
Diferentes tipos de publicaciones tendrán distintas tolerancias para incluir fuentes con conflictos de interés. (Aunque debes tener cuidado de poner tu firma en una publicación que no se moleste en declarar dichos conflictos de interés). La cobertura de un estudio financiado por la industria podría estar justificada en una publicación comercial destinada a alertar a los expertos sobre nuevas investigaciones en un campo determinado, pero no en un periódico bajo un titular sobre cómo cambiar tus hábitos alimenticios.
Después de todo, tener conflictos de interés es solo parte de una historia que sucede en el mundo real. Si tu historia analiza a profundidad las acciones de alguien con un conflicto de interés, es probable que tengas que comunicarte con ellos para obtener comentarios al respecto. Pero también podrías encontrarte a ti mismo llamando a personas con vínculos estrechos con la industria solo para conocer su perspectiva —sabiendo que la información que estás recibiendo puede estar un poco rebajada o influenciada por la empresa para la que trabaja tu fuente—. “No hay nada de prohibido en hablar con personas que podrían tener conflictos de interés”, dice Lewis, agregando que no estás obligado a incluir a todas las fuentes con las que hablaste o todo lo que dijeron. Para esto, ella habla con actores con todo tipo de intereses, desde investigadores cuyas carreras podrían beneficiarse de que su tecnología despegue, hasta agricultores cuyo objetivo es ganar dinero con cultivos. Un buen reportaje puede tratarse de poner a conversar a personas con diferentes intereses, explica Lewis. Siempre que aclares estos distintos intereses para los lectores, dice: “Creo que es justo hablar con todos”.

Shannon Palus es editora sénior en Slate, cubriendo temas de salud y ciencia. Su ensayo sobre un medicamento para el miedo escénico obtuvo una mención honorífica en Best American Science and Nature Writing 2020.