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Mantente en la línea: cómo reportear sin acceso a teléfono o internet

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A silhouette of a telegraph pole with broken wires against a dimly lit sky with small clouds.
Thurtell/iStock

 

Cuando Humberto Basilio, un periodista de la Ciudad de México, estaba trabajando en una historia sobre la crisis del agua en México en 2021 para la revista Distintas Latitudes, reservó una excursión de dos semanas a una comunidad indígena rural en El Nandho, un pequeño pueblo escondido en el montañoso estado de Hidalgo. Una vez allí, descubrió que El Nandho no tenía conexión a internet ni una red de celular que funcionara —herramientas cruciales para la mayoría de los periodistas en activo—. “Cada vez que necesitábamos hacer una llamada telefónica”, dice Basilio, “teníamos que viajar a la capital del estado”, aproximadamente a una hora y media de distancia. “No teníamos coche, así que teníamos que usar el transporte público todos los días”.

La experiencia de Basilio no es poco común. En muchas regiones, los datos móviles pueden ser prohibitivamente costosos, y los cortes de energía persistentes y estrangulamientos de internet (un intento deliberado de algunos gobiernos de silenciar a los medios independientes y a los reporteros lentificando el internet) afectan a muchos países del mundo. Estos problemas pueden ocurrir tanto en áreas rurales como urbanas.

Cuando los reporteros o sus fuentes no pueden comunicarse con el mundo exterior, muchas historias importantes, así como comunidades o regiones enteras pueden pasar desapercibidas. La falta de conectividad también puede dificultar la capacidad de los reporteros de comunicarse con sus editores, e incluso de entregar sus historias. Los cortes de energía frecuentes y la mala conectividad de internet pueden ir disminuyendo el ingreso de los periodistas independientes, porque es más tardado entregar cada historia. En África subsahariana, por ejemplo, un solo gigabit de datos puede costar casi el 40% del salario mensual promedio de la población, señala en un correo electrónico Stephen Tsoroti, periodista de salud y medio ambiente en Harare, Zimbabue.

Sin embargo, generalmente es posible encontrar una manera de contar historias científicas convincentes a pesar de la inaccesibilidad del celular y el internet si los periodistas y editores pueden —y están dispuestos— a hacer un esfuerzo extra. Aunque los problemas de conectividad hicieron que el reporteo de Basilio en El Nandho fuera significativamente más difícil, logró superar los obstáculos y terminar su historia; por ejemplo, viajando a la ciudad tres días a la semana para hacer llamadas telefónicas y programar entrevistas, y usando el resto de su tiempo para interactuar en persona con las comunidades sobre las cuales estaba reporteando.

 

Planea con anticipación y lanza una red grande

Una forma de obtener los testimonios de fuentes potencialmente importantes que no tienen teléfono o que son difíciles de contactar por internet, es ponerse en contacto con personas que hayan trabajado con ellas en el pasado y seguir a partir de ahí. Eso es exactamente lo que hizo Basilio mientras trabajaba una historia para Eos sobre una herramienta de inteligencia artificial que podía predecir los niveles de hielo marino en el Ártico. Quería incluir a un miembro de la comunidad de cazadores en Alaska, pero no conocía a nadie en la región y encontrar a los cazadores del Ártico a través del internet no era una opción.

Así que Basilio se puso en contacto con un investigador del Ártico quien le comentó que tal vez un anciano de la comunidad, llamado Bobby Schaeffer, podría ayudarle. Sin embargo, Schaeffer no usaba el internet ni tenía un teléfono. La única forma de conseguir una entrevista con él era que Basilio esperara a que su contacto se encontrara con Schaeffer y este actuara como enlace. El plan era que el investigador concertara una reunión en persona con Schaeffer, luego enviara un correo electrónico a Basilio con la hora exacta para llamarle, de modo que Basilio pudiera entrevistar a Schaeffer llamando por teléfono del investigador mientras Schaeffer estaba con él.

“Terminé esperando ese correo electrónico por tres semanas”, dice Basilio. Pero valió la pena la espera, dice, porque la voz de Schaeffer hizo que su historia fuera mucho más impactante.

Otras estrategias para llegar a fuentes clave pueden incluir llamadas en frío a organizaciones no gubernamentales, centros de salud, organizaciones espirituales, lugares de culto o a comerciantes locales que estén conectados con una comunidad y podrían ayudar al reportero o reportera a ponerse en contacto con una fuente que está fuera de la red o cuyo nombre no aparece en una búsqueda en internet.

Para hablar con Mayra Pop, una niña de 14 años de una comunidad indígena de Guatemala que estaba librando una batalla legal contra el matrimonio infantil, la reportera ecuatoriana Lisette Arévalo buscó la ayuda del director de una fundación que trabajaba con niñas pequeñas en el área. La directora, que a menudo visitaba a Pop en su pueblo natal de China Cadenas, pudo ayudar a Arévalo a coordinar horarios específicos en los que Pop viajaría a la ciudad principal donde hay conectividad móvil, para poder chatear con Arévalo por WhatsApp.

 

Sé flexible

Tener una sola estrategia para todos los casos probablemente no sea lo más eficaz: distintas historias y fuentes requieren de distintos acercamientos. El encuentro de Arévalo con Pop es un gran ejemplo. Al trabajar en otra historia, que trataba sobre un reportaje de audio de Radio Ambulante de NPR sobre parteras guatemaltecas, Arévalo pudo obtener citas excelentes a través de notas de voz de WhatsApp, una función que permite a los usuarios grabar notas de audio y enviarlas instantáneamente en una conversación de texto, pero que requiere menos ancho de banda que una llamada. Sin embargo, al entrevistar a Pop, Arévalo notó que la niña parecía estar incómoda con usar notas de voz para la entrevista. Sus respuestas a las preguntas de Arévalo parecían recortadas, como si se sintiera tímida o incómoda de profundizar.

Ya que llegar al meollo del asunto en la historia de Pop era la prioridad de Arévalo, optó por hablar con ella por llamada de WhatsApp, aunque eso significara una peor calidad de audio. Finalmente, usó una combinación de llamadas y mensajes de texto para lograr capturar la historia para el episodio del podcast “No me casaré”.

Al igual que Arévalo, la periodista británica y pakistaní Mehr Husain enfatiza la importancia de permanecer abierta a métodos no convencionales de comunicación con las fuentes, siendo atenta de sus necesidades, incluso si se compromete algo de riqueza o color en el proceso de crear la historia. “No creo que debamos limitar nuestras posibles fuentes al decir, por ejemplo, que solo estamos disponibles por Zoom o Skype”, dice Husain. “La accesibilidad es un lujo. Creo que como periodistas, debemos ser muy conscientes de lo que es fácil y conveniente para una fuente, y lo que funcionará mejor para ellos y quienes les rodean”.

 

Haz planes de respaldo

Cuando la conectividad representa un desafío regular en tus reportajes, tiene sentido tener planes de contingencia en caso de que haya interrupciones imprevistas. Por ejemplo, para contrarrestar los cortes de energía que pueden descarrilar fácilmente su trabajo, Eshter Nakkazi, una periodista de ciencia y fundadora de la Health Journalist Network en Uganda, un país que frecuentemente sufre cortes de energía, usa un pequeño panel solar para cargar su computadora portátil y su teléfono cuando no hay electricidad.

De forma similar, Tsoroti ha invertido en respaldos tales como bancos de energía y generadores de energía solar y de combustible. También crea “bibliotecas virtuales” de contenido al que puede acceder sin conexión. “[Puedes usar] aplicaciones como Pocket, donde puedes almacenar artículos, videos e imágenes, y recuperarlos fácilmente más tarde, cuando no hay acceso a internet [o red móvil]”, explica.

Otros reporteros a veces recurren a prácticas periodísticas de la vieja escuela cuando no tienen acceso a internet, por ejemplo, dictando historias completas a sus editores por teléfono. La periodista ugandesa Vivian Agaba recuerda que, durante las elecciones recientes en Uganda, el internet fue apagado —y, por extensión, todas las VPN—. “La única forma de comunicarse era a través de llamadas telefónicas o mensajes SMS”, dice Agaba. “Lo que hacían algunos periodistas era ponerse en contacto con los editores y contarles lo que veían en el campo de acción, y [los editores] iban escribiendo las historias”.

 

Cuéntale a tu editor

Si los planes de reporteo fallan o surgen obstáculos, algunos reporteros —especialmente los freelancers— pueden dudar de informar a sus editores inmediatamente por temor a que al hacerlo la opinión de sus editores sobre ellos cambie y esto pueda socavar sus futuros prospectos de colaboración. Ankita Anand, una reportera freelancer en Nueva Delhi y editora de Unbias the News, dice que a veces es necesario recordar a los periodistas que no están solos y que deberían pedir ayuda a los editores cuando se encuentran en una situación difícil.

“Como periodista freelance, solía sentir que tenía que tener todas las respuestas y tener todo listo”, dice Anand. De lo contrario, “sentía que había fallado o [que] el editor sentiría que no había logrado lo que prometí en mi propuesta de historia”.

Pero, como observa Basilio, mantener a los editores informados es una excelente manera de evitar demoras y otras situaciones incómodas, y a menudo es esencial para mantener la historia en buen camino. Cuando estaba trabajando en su historia de Eos y tenía dificultades para ponerse en contacto con Schaeffer, Basilio quería evitar estar sorprendiendo a su editora con solicitudes de prórroga o dinero adicional para viajes de campo de último minuto, por lo que alertó a su editora desde el principio sobre los posibles problemas de accesibilidad y le platicó sobre la propuesta poco convencional del investigador. Su editora apoyó el plan y estuvo de acuerdo en que la perspectiva de Schaeffer era fundamental para la historia.

“Me dijo que me tomara todo el tiempo que necesitara”, recuerda Basilio. Después de terminar la historia, dice, su editora incluso le dijo que si alguna vez se enfrentaba a una situación similar, “no debería dudar en hacerlos esperar dos o tres semanas*, si el resultado sería una historia de esa calidad”.

 

La colaboración puede mejorar la accesibilidad y ayudar a reporteros locales

Si bien el periodismo a la antigua puede ser la solución más obvia cuando hacer el reporteo por teléfono o internet no son una opción, hay algunos factores —y desafíos específicos— que se deben considerar antes de tomar esa ruta. Por ejemplo, los viajes a áreas rurales o remotas pueden ser costosos, tanto en términos de dinero como de huella de carbono. Por esa razón, Martha Henriques, editora de Future Planet, una rama de la BBC, dice que la ubicación y las propuestas de viaje de un reportero se consideran desde el inicio del proceso de comisionar una historia.

“Alentamos a los escritores a buscar historias en su región, para que puedan reportear desde lugares a los que puedan acceder fácilmente en transporte público o, si eso no es práctico, en automóvil”, dice Henriques en un correo electrónico. “Esto ayuda a reducir las emisiones relacionadas con los viajes, y también a meterse en la piel de una historia —los escritores locales suelen ser los que mejor conocen su región, así como los desafíos y el contexto local específico—”.

Si viajar no es una opción viable —ya sea por los gastos o por restricciones o cierres de fronteras debido a guerras, conflictos o emergencias de salud pública— encontrar un periodista local en la región donde se desarrolla la historia podría ser la mejor manera de hacerlo. A veces, también es la única forma en que las historias de regiones que están subrepresentadas en los medios vean la luz del día.

Henriques trabaja con grupos como la Solutions Journalism Network para buscar escritores locales o hacer un llamado en las redes sociales. “También busco historias impresionantes en publicaciones locales para encontrar reporteros freelance talentosos”, dice.

Si un periodista no local necesita ser parte de la historia, ya sea para brindar orientación, una cierta perspectiva o porque está persiguiendo una idea que le apasiona, es cuando la colaboración con un periodista local puede ser ideal.

Como beneficio adicional, las colaboraciones pueden fomentar la compasión entre colegas, de acuerdo a Anand. Recuerda haber viajado a Zimbabue en 2019 y haber trabajado con Tsoroti en una historia que cubría la minería de oro ilegal. El viaje, dice, la ayudó a desarrollar empatía hacia su compañero reportero y sus luchas diarias. “El primer día, no hubo electricidad durante varias horas”, recuerda. “Tuvimos que usar nuestros celulares para tener luz, y nuestros dispositivos se descargaban rápidamente. Teníamos que llamar a distintos hoteles para preguntar si tenían electricidad”.

Colaborar en esa historia significó que Anand y Tsoroti trabajaran en equipo con sus puntos fuertes cada uno, complementándose entre sí: Tsoroti aportó conocimientos profundos y de primera mano de su país, y Anand tenía una perspectiva fresca y una visión más amplia, y asumió las tareas de su compañero que necesitaban de internet intensivo cuando se requería.

Anand también señala el papel fundamental que desempeñan los editores para apoyar a los reporteros en momentos difíciles.

Para los editores de salas de redacción con buenos recursos, en las que la conectividad a internet rara vez —o nunca— es un problema, puede ser fácil olvidar lo difícil que puede ser para algunos reporteros acceder a este fundamental recurso. Pero en momentos difíciles, el apoyo de un editor puede ser muy útil, dice Anand.

“Incluso si has hecho una buena investigación… es posible que aun así te encuentres con algún desafío inesperado en el que quizás no hayas pensado. Pero un buen editor hará lo que sea necesario para apoyarte”, dice. Para las salas de redacción que desean incluir las voces de los periodistas marginados y desfavorecidos, ser conscientes de las desigualdades en internet y la comunicación, y preguntarles a los reporteros qué necesitan para poder hacer bien su trabajo es un paso importante.

“Como editores, si queremos historias [con reporteo] de campo, tenemos que ser flexibles y compasivos con la situación de un periodista”, dice Anand. “Tratamos de ser sensibles a los contextos y lugares específicos de las personas, incluso si los nuestros son diferentes. Así es como obtienes diversidad e historias reporteadas en el campo”.

 

Corrección 24/5/22: Una versión anterior de esta historia decía que la editora de Humberto Basilio le dijo que “no debería dudar en hacerles esperar dos o tres meses, si el resultado sería una historia de esa calidad”. Basilio quiso decir “semanas”, no “meses”.

 

Aishwarya Jagani Courtesy of Aishwarya Jagani

Aishwarya Jagani es una escritora freelance de ciencia y tecnología. Su trabajo ha aparecido en Digital Privacy News, Unbias the News, The Postscript, Bustle y otros. Es miembro de Investigative Reporters and Editors, una organización sin fines de lucro dedicada a mejorar la calidad del periodismo y empoderar a los reporteros de investigación. Síguela en Twitter: @aishwarya_7777.

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