
“¿Cómo diablos hiciste eso?”, me preguntó una de mis colegas poco después de publicar mi primera nota en la revista científica Eos. Yo tampoco lo podía creer. Antes de proponerle una historia a Eos, la última vez que había escrito algo en inglés fue en la secundaria. “Buenos mentores y un poco de suerte”, le dije.
Durante los cuatro años que estudié periodismo en México, ningún profesor me dijo que era posible escribir para medios de comunicación de otros países, y mucho menos ganarse la vida con ello. Por supuesto, nunca les pregunté al respecto porque nunca imaginé que fuera posible.
Enviar propuestas de historias, o pitches, a medios de comunicación tan importantes es intimidante incluso para los periodistas cuya lengua materna es el inglés. No es raro que los escritores que crecieron hablando otra lengua duden de su dominio del inglés, de sus conexiones y de su entendimiento de un mundo tan confuso.
Aun así, muchos periodistas que no han crecido en países angloparlantes han desarrollado carreras exitosas trabajando con los principales medios de comunicación. Han establecido relaciones con editores que ven sus contextos como un diferenciador que les da ventajas como escritores.
Ahora, cuando pienso en cómo me introduje en el periodismo en inglés, pienso menos en la suerte que en los consejos prácticos y el apoyo que he recibido de otros periodistas. Al final, la suerte es consecuencia de la acción que tomamos.
¿Tu inglés es lo suficientemente bueno?
Mientras trabajaba como redactora en G1-O, el portal de noticias de Globo en Brasil, la periodista brasileña Mariana Lenharo —así como yo— nunca se planteó escribir para una publicación internacional. “Pensaba que con mi nivel de inglés no sería capaz de hacerlo”, dice. Entonces, se dio cuenta de que algunos de sus colegas más experimentados, que ella sabía que tenían un nivel de habla y escritura en inglés similar al suyo, ya lo estaban haciendo.
Tras seis años escribiendo para publicaciones como Nature, Scientific American y Undark, Lenharo dice que trabajar en otro idioma siempre será difícil. “Todavía tardo más en escribir en inglés en comparación con un hablante nativo, y sigo cometiendo errores, pero creo que mejora con el tiempo”.
Entonces, ¿qué tan buen nivel de inglés hay que tener para empezar a publicar historias? Cuando empecé, era capaz de leer textos y entender a los angloparlantes, pero me preocupaba no saber suficiente vocabulario más complejo. Y ese no es el único reto, por supuesto: también hay que sentirse cómodo escribiendo y haciendo entrevistas en inglés.
Pero puede que no necesites saber tanto inglés como crees. Mientras escribía mi primer artículo para Eos, estaba muy nervioso porque pensaba que mi vocabulario en inglés no era lo suficientemente extenso. Entonces, el periodista de ciencia Emiliano Rodríguez Mega, que fue uno de mis mentores en aquel momento, me dio un consejo que me ayudó a transformar esa inseguridad: en el periodismo es necesario escribir de forma sencilla. “Las frases en inglés suelen ser mucho más concisas y directas que en español. Escribir con sencillez es una ventaja para ti”, me dijo. Se refería a que tener un vocabulario algo limitado puede ser en realidad una ventaja: te obliga a escribir frases cortas y claras, que pueden ser útiles para el lector.
También es importante recordar que no hay que sonar como un robot que habla perfecto inglés. La editora en jefe de Hakai Magazine, Jude Isabella, afirma que editar a escritores cuya lengua materna no es el inglés es también un ejercicio lingüístico enriquecedor para los editores. “Me gusta mucho el uso encantador de palabras en inglés de una forma que yo nunca usaría pero que no es necesariamente incorrecta”, dice Isabella. “Intento dejarlas tanto como puedo porque es una forma inesperada de usar el idioma y creo que despierta el interés de los lectores”.
También existen herramientas que te pueden ayudar a pulir el lenguaje y a conocer palabras que no conoces. Lenharo y otros periodistas, entre los que me incluyo, solemos utilizar el traductor DeepL. Maneja 28 idiomas y ofrece una gran variedad de sinónimos, lo que permite evitar que tu uso de palabras se vuelva repetitivo. (Por un lado, me ha ayudado a encontrar más conjunciones y conectores —más allá de although, yet, o even so— para conectar mis oraciones y párrafos).
Las traducciones de DeepL tienen un tono menos artificial que el traductor de Google. Por ejemplo, yo traduje del español al inglés una breve explicación de lo que son los aerosoles atmosféricos. Google lo tradujo así: “Los aerosoles atmosféricos son el conjunto formado por aire respirable y partículas sólidas o líquidas que permanecen en suspensión”. En cambio, DeepL dice: “Los aerosoles atmosféricos son la mezcla de aire respirable y partículas sólidas o líquidas que se mantienen en suspensión”.
La diferencia es pequeña, pero crucial. Además, si haces clic en cada sección de la frase, DeepL ofrece una variedad de alternativas en caso de que algo no suene convincente o natural. Y aunque tiene un plan de suscripción que oscila entre los $7 y los $46 dólares al mes, la versión gratuita (como las versiones gratuitas de otras herramientas incluidas en esta historia) funciona de maravilla.
Otra herramienta útil es Grammarly, que no solo corrige errores gramaticales básicos, sino que también ofrece recomendaciones de sintaxis y genera un informe sobre la claridad, la corrección y lo interesante que puede resultar tu texto para el lector. Grammarly funciona al escribir cualquier texto en tu computadora, no sólo en su aplicación. La versión gratuita es bastante buena, pero también puedes obtener una versión premium por $12 dólares al mes.
Por supuesto, con Grammarly tanto como con DeepL, hay que comprobar que la traducción y los consejos tengan sentido. También es importante seguir desafiándose a sí mismo para mejorar, en lugar de apoyarse demasiado en las herramientas.
Una vez que empieces a dominar el inglés, puedes dar el siguiente paso y proponer historias para medios cuyo estilo es más narrativo, lo que te permitirá empezar a experimentar con un vocabulario más complejo.
Al principio, escribía párrafos completos en español, los pegaba en DeepL y le daba un último repaso a la traducción para comprobar que nada se veía o sonaba raro. Luego me di cuenta de que escribir directamente en inglés, y utilizar la herramienta para traducir las palabras que no conocía o encontrar sinónimos cuando creía que estaba utilizando demasiadas palabras iguales, era la mejor opción para empujarme a practicar mi escritura.
También ayuda saber en qué es en lo cometes más errores. “Siempre me equivoco con preposiciones como in y on“, dice Lenharo. “Sé que me voy a equivocar con esas, así que siempre las reviso dos veces”. DeepL también me ayudó a dejar de usar mal el apóstrofo en los sustantivos posesivos, algo que siempre había sido mi tormento porque rara vez se usan en español.
También tienes que tener en cuenta el estilo de redacción de la publicación a la hora de mandar un pitch. Algunos medios prefieren que los escritores adopten un enfoque meramente informativo, mientras que otros quieren un estilo narrativo. “Ser conscientes de nuestras habilidades de escritura en inglés nos ayudará a saber a qué medios podemos ajustarnos”, dice Sebastián Rodríguez, editor de proyectos especiales de Climate Home News. Comprender tus habilidades te ayudará a saber qué puedes proponer y entregar a un editor, dice Rodríguez.
Una de las partes más difíciles de escribir en inglés es la entrevista. Para facilitarla, Lenharo recomienda preparar con antelación las preguntas en inglés en un formato de guión. De este modo, puedes tener un respaldo visual en caso de que las cosas se pongan difíciles. (Por supuesto, esto puede ser útil en cualquier idioma, incluso si lo dominas).
También es muy útil tener transcritas las entrevistas completas para poder consultarlas siempre que sea necesario. (De nuevo, se trata de una buena práctica para cualquier idioma). Esto es especialmente útil con fuentes que utilizan mucha jerga o hablan muy rápido. Al principio empecé a transcribir todo manualmente porque servicios como Trint u Otter eran demasiado caros para mí. Pero hace unos meses empecé a utilizar Pinpoint del Google Journalist Studio, que transcribe en siete idiomas diferentes y, a diferencia de muchos otros, es gratuito.
Abriéndose paso
Sarah Lewin Frasier, editora de Scientific American, dice que mientras los escritores puedan expresarse con claridad y comunicar la ciencia con precisión, no es necesario que dominen el inglés como hablantes nativos. “Si la idea es lo suficientemente sólida, me siento más motivada para desarrollar el pitch de la historia con el escritor y trabajar con él”, dice. Esto es especialmente cierto si no tienes muestras de trabajos publicados anteriormente en inglés para demostrar tus habilidades de escritura. Un pitch bien estructurado debe mostrar que el escritor entiende el tema que quiere explicar y que puede identificar un buen enfoque para el medio. “Eso me dirá mucho sobre cómo te desenvolverías al escribir algo, aunque no pueda ver una muestra”, dice Frasier.
Para encontrar un buen enfoque, es necesario conocer bien la revista o publicación. Los medios de comunicación más reconocidos suelen tener su propia sección de cómo enviar propuestas en sus sitios web, donde explican con detalle qué tipo de historias buscan, en qué formatos e incluso cuántas palabras o párrafos hay que incluir en un pitch. A menudo las puedes encontrar buscando el nombre de la publicación seguido de las palabras “pitch guide” o “submission guide“. (También puedes encontrar las guías de como mandar un pitch de 60 medios aquí). Por lo general, estos medios no buscan historias ya escritas.
A Yao-Hua Law, un periodista malasio, ser un lector constante de Discover y National Geographic le permitió comprender el tipo de historias que publicaban esas revistas y los formatos en los que las presentaban: reportajes largos o artículos breves basados en un solo estudio científico.
En 2013, Law envió una historia de 600 palabras ya completada a The Scientist, y aunque enviar una pieza completa en lugar de un pitch le funcionó dos veces en dos meses, pensar que esa era la forma de trabajar lo metió en problemas. “Me llevó a pensar que esta es una carrera fácil y que siempre lo conseguiría”, dice Law, “pero mi siguiente artículo aceptado fue como dos meses después. [Entonces] me di cuenta de lo difícil que era”.
A raíz de esa experiencia, Law empezó a investigar y a plantearse preguntas sobre cómo redactar correctamente los pitches y cuáles eran las formas más adecuadas de dirigirse a los editores.
Según Martin Enserink, editor de noticias internacionales de la revista Science, las historias cortas como la de Law son la mejor manera de acercarse por primera vez a un editor. Science rara vez asigna un repotaje entero a alguien con quien no ha trabajado antes, dice Enserink. “Manda un pitch de una noticia [de 600-800 palabras] que simplemente no podamos rechazar porque es demasiado interesante”, dice. “De ese modo, puedes ver si te gusta trabajar con nosotros y nosotros vemos si nos gusta trabajar contigo”.
Encontrar estudios científicos interesantes que los redactores de los medios aún no han encontrado, y sobre los que no han escrito, puede ser complicado. Pero ser un periodista que vive fuera de Estados Unidos o el Reino Unido también puede ser una ventaja.
Agencias de noticias como Thomson Reuters Foundation News o SciDev.Net, que suelen publicar noticias breves en formato de pirámide invertida, pueden ser algunas buenas opciones para empezar. The Xylom es una publicación que busca explícitamente ayudar a los periodistas que apenas inician sus carreras a publicar sus primeras historias. Una vez que empieces a dominar el inglés, puedes dar el siguiente paso y proponer historias para medios cuyo estilo es más narrativo, lo que te permitirá empezar a experimentar con un vocabulario más complejo.
Encontrar estudios científicos interesantes que los redactores de los medios aún no han encontrado, y sobre los que no han escrito, puede ser complicado. Pero ser un periodista que vive fuera de Estados Unidos o el Reino Unido también puede ser una ventaja. Muchos de los grandes servicios de prensa como EurekAlert! no incluyen tantos estudios o artículos de países de habla ingesa. También puedes estar atento a las pequeñas historias científicas locales, aunque no provengan de artículos académicos.
La periodista italiana Lou Del Bello, que vive en Delhi, India, utilizó esta táctica para proponer una nota en 2017 a New Scientist. Unos camarones endémicos antiguos de un pequeño lago escondido en las montañas del centro de Italia estaban en peligro de extinción debido al cambio climático y un terremoto que afectó a la zona en 2016. La primera vez que oyó hablar de los camarones fue a través de sus padres, que viven en Italia. “Ese es el truco”, dice Del Bello, hablando desde su experiencia como escritora y como editora. “Intenta encontrar algo que no haya sido visto y aprovecha tus habilidades únicas del leguaje”.
También puedes utilizar tus habilidades cuando una historia local se vuelve global. La primera vez que Lenharo escribió una historia en inglés fue en 2016, cuando fue becaria de un programa del International Center For Science Journalists, que colocaba a reporteros extranjeros en medios de comunicación estadounidenses para que aprendieran sobre herramientas digitales. Fue asignada a la revista Mother Jones y trabajó allí durante un mes. Ese mismo año estalló la epidemia de Zika en Brasil. Aunque no era el objetivo del programa, el editor de la revista le sugirió que escribiera un artículo.
Abrumada, le dijo a su editor que no creía poder escribir en el estilo de la publicación. Sin embargo, a medida que lo platicaban, Lenharo empezó a sentirse más segura porque el Zika era un tema que ya había cubierto en Brasil, y aunque su escritura en inglés no era fluida, conocía bien el tema. “Mi editor me dijo que si cometía algún error [de redacción], lo corregiría durante el proceso de edición. Eso me hizo sentir mucho más cómoda”. Lenharo escribió una historia sobre las formas inusuales en que el Zika estaba afectando a los brasileños y recibió un impulso de confianza después de que los editores y escritores de Mother Jones y otros medios de comunicación le dijeran que era un gran artículo.
Una vez que el medio acepte tu pitch, es importante que platiques con el editor sobre los lineamientos de la publicación. Ser claro desde el principio sobre las expectativas te ayudará a evitar posibles problemas en el futuro.
Esa experiencia ayudó a Lenharo a ganar más confianza en sus capacidades. “Compara objetivamente las historias que publicas en tu país con las de los medios internacionales”, dice. “Podrías darte cuenta de que ya tienes lo necesario para alcanzar el objetivo”.
Una vez que el medio acepte tu pitch, es importante que platiques con el editor sobre los lineamientos de la publicación como cuándo revelar un conflicto de interés, si puedes mostrar tu borrador a las fuentes, etc., ya que esto es diferente en cada publicación. Ser claro desde el principio sobre las expectativas te ayudará a evitar posibles problemas en el futuro. También hay que preguntar cuál será el flujo de trabajo en torno a la edición. A veces trabajarás con más de un editor en una nota o reportaje, lo que hace que el proceso de edición sea más extenso. (Estoy escribiendo estas líneas en la quinta ronda de edición tras el primer borrador, y también he vuelto a contactar a dos de mis fuentes al menos tres veces para afinar detalles).
Los procesos de verificación también pueden ser una sorpresa. Cuando Lenharo trabajó por primera vez con Undark, le pidieron que subrayara cada dato que escribió y añadiera un comentario con la fuente exacta de la que procedía la información. En el caso de las entrevistas, le pidieron que enviara archivos de audio y transcripciones señalando el minuto exacto en el que sus entrevistados decían lo que ella escribía. Aunque es un proceso muy intenso, dice Lenharo, al final “te sientes mucho más segura [especialmente] con las historias largas”. Estos arduos procesos son más habituales en los reportajes largos y de investigación. Para muchas otras historias, especialmente las cortas, puede bastar con añadir enlaces a fuentes documentales con autoridad que respalden las declaraciones clave.
Acostumbrarse a la edición minuciosa
Recibir una historia editada con gran parte de los párrafos tachados en rojo puede ser desalentador, pero es una parte normal del proceso y, a la larga, los escritores pueden aprender y mejorar mucho a partir de ello.
Enserink dice que cuando trabaja con escritores que no dominan bien el idioma, es posible que las historias tengan que ir y venir unas cuantas veces más de lo esperado. Por eso los editores deben tener paciencia y prever que esas historias podrían requerir un poco más de tiempo.
La edición de estilo de un hablante nativo del inglés siempre hará brillar las historias, dice la periodista Dyna Rochmyaningsih, que vive en Deli Serdang, Indonesia. Ella dice que acepta con gusto los cambios referentes al idioma que sus editores hacen en sus artículos. La edición hace correcciones en el uso de las palabras y la estructura de la historia que siempre llevan el vocabulario al siguiente nivel. “Creo que la mayoría de los hablantes nativos entenderán que el inglés no es nuestra primera lengua y nos editarán con gusto”, dice Rochmyaningsih.
Establecer una red de contactos con otros periodistas es esencial para mantenerse al día sobre oportunidades. Esto incluye seguir y enviar mensajes privados a periodistas en Twitter que hacen lo que tú aspiras a hacer; unirte a grupos de WhatsApp y de correo electrónico para encontrar mentores; o unirte a asociaciones formales de periodistas.
A veces, los editores tienen que hacer cambios importantes en las historias para que se ajusten la extensión asignada o para que sean adecuadas para sus audiencias, especialmente si son artículos cortos en los que las palabras son limitadas.
Aún así, los escritores no deben sentirse obligados a aceptar todas las correcciones de un editor, sobre todo cuando son ellas y ellos quienes mejor conocen el contexto local. Enserink afirma que es muy importante que los escritores adopten un papel activo en el proceso de edición. “Los escritores de otros países conocen mejor las cuestiones culturales [de sus países]”, dice. “Es tu historia. Si hay algo que no te gusta en la edición, dímelo; no solo aceptes todos los cambios”.
En 2018, Rochmyaningsih reporteó cómo la tasa de inmunización contra el sarampión en Sumatra estaba disminuyendo porque algunas familias musulmanas se negaban a inocular a sus hijos con vacunas que contenían elementos del cerdo como la gelatina y la enzima tripsina. Cansada de que los medios de comunicación convencionales sólo publicaran artículos sobre cómo las vacunas habían sido “prohibidas” por el Islam, Rochmyaningsih decidió escribir un artículo a profundidad que explicara ciertos términos legales islámicos y describiera la situación con más detalle, reconociendo que algunos clérigos musulmanes tenían una visión más matizada del proceso de producción de vacunas y permitían el uso de vacunas que contenían productos porcinos. Durante el proceso de edición, se eliminaron algunos detalles que Rochmyaningsih consideraba importantes. Pero después de que ella comunicara su punto de vista, su editor comprendió y restableció el material eliminado.
Construir una comunidad para apoyarnos
El viaje siempre será más llevadero con colegas a nuestro lado para acompañarnos. En 2018, mientras Lenharo era estudiante de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Columbia, un colega la invitó a unirse a Study Hall, una publicación digital y comunidad online para freelancers de la industria mediática dedicada a compartir oportunidades de trabajo, organizar charlas, seminarios, talleres y más.
Leyendo y escuchando los consejos y experiencias de otros colegas, Lenharo consiguió correos electrónicos de editores, envió sus primeros pitches y aprendió que el rechazo de estos era mucho más común de lo que pensaba. También se enteró de que algunos grandes medios pagan $1 dólar por palabra o más (otros, incluidos muchos medios más pequeños y aquellos con presupuestos reducidos para freelancers, pagan bastante menos). Saber esto ayudó a Lenharo a tomar decisiones a la hora de negociar tarifas.
Establecer una red de contactos con otros periodistas es esencial para mantenerse al día sobre oportunidades. “Construye una comunidad”, dice la periodista Disha Shetty, quien radica en India. Esto incluye seguir y enviar mensajes privados a periodistas en Twitter que hacen lo que tú aspiras a hacer; unirte a grupos de WhatsApp y de correo electrónico para encontrar mentores; o unirte a asociaciones formales de periodistas. Shetty dice que todas esas opciones son útiles para obtener consejos y enterarse de financiamientos, becas y oportunidades de crecimiento.
En mi caso, unirme a la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia (RedMPC) fue un gran paso. Allí conocí a los mentores que más tarde me ayudarían a ganar confianza para enviar mis primeros pitches. Del mismo modo, otros países tienen sus propias asociaciones nacionales de periodismo de ciencia. Unirse o incluso sólo explorar si tu país tiene una asociación nacional en la lista de miembros de la World Federation of Science Journalists (WFSJ) puede ser un buen punto de partida para encontrar a otros profesionales. E incluso si tu país no la tiene, otras organizaciones, como la National Association of Science Writers, la Society of Environmental Journalists o la Association of Health Care Journalists aceptan miembros de todo el mundo para ayudarles a introducirse en el oficio.
“Las conexiones son lo más importante para un freelancer solitario”, dice Rochmyaningsih, que a través de la WFSJ encontró un espacio de entrenamiento periodístico, su primer mentor y una red de contactos que le ayudarían a impulsar su carrera. “Las redes con los periodistas generan redes con los científicos, y eso significa que tienes más oportunidades de escribir más historias de ciencia”, dice.
Una vez que tengas colegas en los que apoyarte, será más fácil saltar al vacío.

Humberto Basilio es un periodista de ciencia mexicano independiente. Ha escrito para Eos, SciDev.Net, la revista World Wildlife y otras publicaciones. Es miembro de la Red Mexicana de Periodistas de Ciencia. Síguelo en Twitter @HumbertoBasilio.