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Cómo pueden los periodistas superar la ansiedad por las matemáticas

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Close-up selective-focus shot of a calculator with blue keys.
Amirulsyaidi/iStock

 

Eliza Partika decidió que las matemáticas no eran para ella cuando realizó el último examen de matemáticas en la preparatoria/bachillerato. Aunque la habían colocado en clases de matemáticas avanzadas desde la escuela media, nunca se había llevado bien con la asignatura. Incluso cuando entendía los conceptos tratados en clase, a menudo cometía errores.

Pero Partika tuvo que volver a enfrentarse a los números en otoño de 2020, cuando comenzó su maestría en periodismo multimedia en la Universidad de California, Berkeley. Para una tarea, tuvo que utilizar programas y codificación para analizar las tasas de desempleo de California. Partika se encontró a sí misma “tratando de recordar cómo hacer matemáticas”, dice. “Y a veces es un poco penoso, porque tengo 23 años —debería saber estas cosas—”.

Es un sentimiento con el que me identifico. Las matemáticas avanzadas me hacen sentir como si me persiguieran los sabuesos a través de nieve profunda.

Partika y yo no estamos solas. Muchos periodistas —desde los principiantes hasta los profesionales experimentados— sienten ansiedad cuando su trabajo les exige manejar estadísticas, datos o incluso simple aritmética.

Sin embargo, los números forman parte del periodismo, especialmente cuando se reportea sobre tendencias, finanzas y economía y, por supuesto, sobre investigación científica. Redactar reportajes rigurosos y basados en la evidencia requiere al menos cierta comodidad con los números y la comprobación de su exactitud.

“Si ignoramos el problema de la ansiedad por las matemáticas, entonces las personas simplemente ignoran poner números en sus artículos”, dice Kayt Davies, que enseña periodismo en la Universidad de Curtin, en Perth, Australia. “Sin los datos concretos, te quedas solo con una opinión sobre que esto es importante oaquello es importante”.

La ansiedad por las matemáticas puede parecer insuperable, pero no es necesariamente una condición permanente. Piensa en ella como un problema que puedes resolver.

 

¿Qué causa la ansiedad por las matemáticas?

Desde la infancia, se nos dice —la mayoría de las veces por parte de los padres y los profesores— que algunas personas son buenas para las matemáticas y otras no. Escuchar desde una edad temprana que eres una “persona de letras” puede aumentar tu ansiedad por las matemáticas. Como resultado, es posible que las evites, lo que puede reforzar una percepción negativa de ti mismo.

Escuchar desde una edad temprana que eres una “persona de letras” puede aumentar tu ansiedad por las matemáticas. Como resultado, es posible que las evites.

Fiona Hernandez, estudiante de periodismo en la Universidad Estatal de Nueva York en Albany, también ha tenido una mala relación con las matemáticas. Nunca le han gustado las matemáticas, e incluso recuerda que una vez un profesor de matemáticas le dijo amablemente a su madre que Hernández se esforzaba mucho, pero que se daba cuenta de que las matemáticas no eran una de sus mejores asignaturas. Ella agradeció que reconociera su esfuerzo, pero hasta el día de hoy no tiene una buena relación con las matemáticas. Hoy en día, Hernández dice: “Cuando miro estos grandes números o porcentajes, me abruman”.

Incluso aquellos que son relativamente buenos en matemáticas pueden experimentar ansiedad matemática. En 2003, Scott Maier, periodista y profesor de la Universidad de Oregón, sometió al personal de una redacción (incluidos periodistas, artistas gráficos y correctores de estilo) a una prueba sobre su capacidad matemática y sus niveles de ansiedad ante las matemáticas. La prueba de aptitud abarcaba conceptos matemáticos elementales como la suma y la resta, así como porcentajes, probabilidades y promedios. En general, los periodistas de la redacción obtuvieron un nivel medio o superior a la media. Al mismo tiempo, sin embargo, el personal de la redacción manifestó tener niveles de ansiedad ante las matemáticas similares a los de estudiantes universitarios con dificultades. (Puedes hacer tú mismo un test de competencia online para periodistas aquí).

 

¿A quién se le dice que es malo en matemáticas?

Aunque el estereotipo de que los hombres son mejores que las mujeres en matemáticas y ciencias es bien conocido, los investigadores están divididos en cuanto a la relación exacta entre los factores de identidad y la ansiedad ante las matemáticas. Algunas investigaciones sugieren que la amenaza del estereotipo —el miedo a conformarse con un estereotipo negativo— afecta la ansiedad ante las matemáticas de los grupos comúnmente estereotipados (como las mujeres y las personas de color, y especialmente los que son ambas cosas). Sin embargo, no todos los estudios indican que la amenaza de ser estereotipado afecte realmente a la ansiedad ante las matemáticas, y una revisión de la literatura sobre la amenaza de ser estereotipado incluso cuestiona su funcionamiento.

No obstante, “es un hecho bastante claro que las personas de color están subrepresentadas en los campos de las matemáticas y la ciencia”, afirma Laura López González, una galardonada periodista chicana de ciencia y salud que reside en Sudáfrica. Al igual que otros, cree que puede tener sus raíces en la infancia, “ya sea por el hecho de que no ves modelos de conducta que se parezcan a ti… [o] por los profesores que no invierten en ti porque no pareces el tipo de persona que se dedicaría a CTIM [ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas])”.

López González ha experimentado ansiedad por las matemáticas desde que era niña, aunque tenía fuertes modelos latinos de CTIM en su familia y creció en un sistema escolar con muchos servicios para estudiantes de minorías. En su distrito escolar, sin embargo, los estudiantes eran colocados en una trayectoria de clases de matemáticas avanzadas a partir de la escuela media, y sin esos cursos, es difícil entrar en un programa universitario CTIM. López González recuerda cómo su propia falta de clases de matemáticas avanzadas en la escuela secundaria le impidió poder tomar cursos de geología en su universidad. “Si vienes de una comunidad con bajas tasas universitarias o eres de primera generación, ¿quién te dice esto?”, dice. “¿Quién sabe lo suficiente como para ir a tu escuela y luchar para que te den la oportunidad de, al menos, intentar hacer una prueba para entrar en esas clases?”.

 

¿Qué tipo de matemáticas utilizan los periodistas científicos?

Para bien o para mal, el uso de los números en el periodismo puede ser muy diferente al de los ejercicios de un libro de texto de matemáticas. En las historias de ciencia, las matemáticas ayudan al lector a entender los fenómenos del mundo real, como explicar cómo se derrite el hielo del Ártico o cómo se calcula el número básico de reproducción R0 (que describe lo contagiosa que es una enfermedad infecciosa).

En las historias de ciencia, las matemáticas ayudan al lector a entender los fenómenos del mundo real.

López González dice que los periodistas deben sentirse cómodos con los conceptos matemáticos y estadísticos básicos, como el cálculo de la media, la mediana y la moda, y la comprensión de las tasas, las proporciones y los porcentajes. También puede ser útil estar atento a las cifras que solo suenan mal —como por ejemplo si los beneficios de una empresa concreta pueden ser de millones o de miles de millones—.

Los redactores científicos suelen tener que enfrentarse a matemáticas más complejas cuando se adentran en estudios científicos, sobre todo cuando están reportando sobre campos con muchas matemáticas, como la física. En el caso de las historias sobre estudios médicos, es probable que tengas que sentirte cómodo con estadísticas más avanzadas.

 

Traducir números

Es posible que sientas pánico al ver las páginas de números de un estudio científico. Según Regina Nuzzo, profesora de estadística, escritora científica freelance y asesora principal de comunicación estadística e innovación mediática de la Asociación Americana de Estadística, hay una razón para ello.

“Números y cantidades, aleatoriedad, magnitudes, todas estas cosas son muy difíciles de tratar para los cerebros humanos”. El secreto, dice, es encontrar “pistas, trucos y herramientas” que puedan funcionar para tu cerebro.

Nuzzo enseña estadística a estudiantes de doctorado —algunos de los cuales tienen ansiedad por las matemáticas— y ha descubierto que ayuda a centrarse en los conceptos más que en las ecuaciones abstractas. Por ejemplo, relaciona las estadísticas aprendidas en clase con cosas de la vida cotidiana de sus alumnos, desde la toma de decisiones hasta la lotería o las encuestas de opinión. Del mismo modo, cree que ayuda a los periodistas transmitir los números con palabras o conceptos concretos siempre que sea posible. Por ejemplo, dice Nuzzo, a veces ayuda pensar en términos de “década” o “siglo” en lugar de usar números como “10 años” o “100 años”, o usar la frase “casi tres cuartas partes” en lugar de “73%”.

Conectar las matemáticas abstractas con ejemplos concretos del mundo real ayudó a Jennifer Ouellette, escritora científica freelance y reportera sénior de Ars Technica, cuando se enfrentó a una tarea que podría parecer vertiginosa: decidió enseñarse a sí misma, como relata en su libro The Calculus Diaries (El diario del cálculo). Ouellette, que escribe en su libro que tiene “una persistente fobia a las matemáticas”, comenzó su aventura de cálculo con la serie de conferencias Change and Motion: Calculus Made Clear (Cambio y movimiento: el cálculo más claro), ofrecida por The Great Courses, así como con algunos libros de fácil comprensión, como The Complete Idiot’s Guide to Calculus (La guía completa del idiota para el cálculo), de W. Michael Kelly, The Calculus Wars (Las guerras del cálculo), de Jason Bardi, Zero: The Biography of a Dangerous Idea (Cero: la biografía de una idea peligrosa), de Charles Seife, y A Tour of the Calculus (Un recorrido por el cálculo), de David Berlinski. También probó hacer los ejercicios que le asignó su marido, que es físico.

Pero lo que realmente funcionó fue retarse a sí misma a ver el cálculo en experiencias del mundo real, desde jugar a los dados en Las Vegas hasta hacer ejercicio en una máquina elíptica. Ouellette comparó este enfoque con el de desmontar un juguete mecánico y averiguar cómo volver a montarlo. Como escribe, “el proceso te enseña más sobre el funcionamiento de ese juguete que la simple lectura de una descripción sobre su funcionamiento”.

 

Comprueba tus matemáticas —y las de tu fuente también—

Hacer que los números y las ecuaciones sean más concretos puede funcionar incluso en el nivel micro de verificar las matemáticas o hacer ecuaciones para tus artículos. Nicola Twilley es una periodista científica que colabora frecuentemente con The New Yorker, presenta un podcast premiado y actualmente está escribiendo un libro y siendo coautora de otro. Siempre ha tenido problemas con las matemáticas —pero ha encontrado algunas estrategias que la ayudan a navegar entre los números—.

Por ejemplo, Twilley suele escribir o pensar en los cálculos con palabras. Dice que esta técnica es especialmente útil cuando calcula el porcentaje de cambio, en el que escribe literalmente la lógica de la ecuación con palabras. “Si la frase parece incorrecta, eso me da una pista de que mis cálculos probablemente estén mal”, dice Twilley. Hay varias guías y ejercicios prácticos en internet para convertir las ecuaciones matemáticas en palabras y viceversa, como este de los sitios de estudio VirtualNerd y Expii. Un ejemplo de Expii: En lugar de 3x – 8, puedes pensar en ello como 8 menos que 3x, o 3x disminuido por 8. Sin embargo, la técnica puede no funcionar para todos los escritores o todas las situaciones.

Si no te resulta útil convertir las ecuaciones en palabras, puedes intentar dividir un problema matemático complicado en pasos más pequeños.

Si no te resulta útil convertir las ecuaciones en palabras, puedes intentar dividir un problema matemático complicado en pasos más pequeños. BBC Skillswise recomienda un método de cuatro pasos: leer y entender el problema, averiguar qué cálculos hay que hacer, hacer los cálculos y comprobar la respuesta. Este método también implica escribir lo que requiere una ecuación, por ejemplo, empezar con: “Esta ecuación es sobre el empleo. Tengo que calcular cuánto ha aumentado la tasa de empleo en cinco años”, y continuar con: “Esta ecuación implica una suma” (o una multiplicación, o cualquier otra operación que resulte apropiada).

Sin embargo, cuando se trata de reportear sobre estudios, uno no hace las cuentas por sí mismo —sino que intentas hacerte una idea de si los números coinciden con las conclusiones de los investigadores—. Ouellette dice que ha aprendido a detectar ciertas señales de alarma en los estudios científicos que no tienen que ver con las matemáticas en sí, como las afirmaciones extraordinarias que van en contra de hallazgos anteriores. A veces, las páginas de ecuaciones de un estudio pueden ser incluso una cortina de humo para ocultar afirmaciones falsas o exageradas. Así que si no entiendes las matemáticas, puede que no seas tú.

Un aspecto que puede resultar complicado a la hora de interpretar los resultados de un estudio es la significación estadística. Por ejemplo, el valor p —una prueba común de significación estadística— se refiere a la probabilidad de obtener un resultado al menos tan extremo como el obtenido en un estudio por azar. Dado que la significación estadística tiene que ver con las probabilidades y no con la certeza, siempre existe la posibilidad de que un resultado estadísticamente significativo sea solo una casualidad y, por tanto, se acabe obteniendo un falso positivo. Las muestras pequeñas, en particular, pueden ser una señal de alarma, porque es más probable que den un falso positivo. Lo que hace que una muestra sea “pequeña” puede variar, porque diferentes métodos de recolección de datos requieren diferentes tamaños de muestra —es mejor consultar a un estadístico para ver si el estudio que estás viendo tiene un tamaño de muestra lo suficientemente grande—.

Además, un resultado puede ser muy significativo desde el punto de vista estadístico (es muy improbable que se produzca si no hay ningún efecto en la población del mundo real), pero el resultado en sí puede ser muy pequeño e intrascendente en el mundo real. Cuando se entrevista a los científicos sobre estudios que presentan resultados en forma de estadísticas, Nuzzo cree que también es importante preguntar sobre el tamaño del efecto de los resultados en su contexto. Esto puede ayudar a detectar si los resultados “estadísticamente significativos” tienen realmente un impacto notable en el mundo real. Nuzzo escribió una vez sobre un estudio en el que se descubrió que las parejas casadas que se conocían por internet tenían mejores resultados matrimoniales que las que se conocían fuera de la red. Aunque el resultado era estadísticamente significativo, el resultado real (la diferencia de resultados matrimoniales entre los dos grupos) era solo del 2%.

 

Tú + otros = éxito

En los casos en los que el tamaño del efecto puede parecer bajo o sospechoso, ayuda consultar a un estadístico para verificar cómo es este porcentaje en el mundo real. Incluso Nuzzo, que es estadística, consultó a otro estadístico sobre los resultados del estudio de citas en línea (que no estaba afiliado al estudio en sí). El estadístico llegó a la conclusión de que el 2% suponía solo una ruptura adicional por cada 100 matrimonios entre las parejas que se conocieron fuera de internet.

Pedir ayuda a colegas, supervisores o fuentes cuando se trata de números, cifras y estadísticas puede reducir la ansiedad y ayudar a los periodistas a entender y verificar sus cálculos. A Davies, de la Universidad de Curtin, le gusta que los estudiantes trabajen juntos en ejercicios de interpretación de datos.

Ella también practica lo que predica. Durante su primer trabajo como reportera en la sección de negocios de un periódico, pedía a expertos o profesionales del ámbito empresarial que le explicaran determinados conceptos. “Hablo con mis alumnos de que lo valioso no es solo lo que sabes. Es lo que no sabes, porque lo que no sabes te impulsa a hacer preguntas, y entonces puedes ser el tipo de persona que realmente pone a prueba la respuesta”.

Pero cuando estés aclarando cifras complicadas con las fuentes, resiste la tentación de menospreciarte diciendo que no entiendes de matemáticas. En su lugar, Davies recomienda que los periodistas pidan a las fuentes que expliquen las cifras o las estadísticas para que los lectores sean capaces de entenderlas. “No lo enmarco como: ‘Soy mala en matemáticas’. Lo enmarco como: ‘Quiero tener mucho cuidado de ser precisa’”, dice Davies. “He descubierto que ese enfoque conduce universalmente a que la gente sea de ayuda”.

Y eso no significa solo pedir a los investigadores que han trabajado en un estudio que te expliquen sus cálculos. También se puede recurrir a una nueva fuente específicamente con ese fin. Nuzzo habla a menudo con periodistas que quieren ayuda para entender los estudios; a veces incluso le muestran párrafos de sus borradores para comprobar si han interpretado correctamente un estudio (aunque es inteligente consultar con tu editor para asegurarte de que eso está bien).

Incluso Evelyn Lamb, escritora científica freelance con un doctorado en matemáticas, recurre a la ayuda de las fuentes cuando se trata de matemáticas complicadas para un artículo o de matemáticas fuera de su propio campo de especialización. No todas las fuentes están dispuestas a explicar matemáticas complejas a los periodistas, pero “creo que algo de lo que la gente no se da cuenta es de lo mucho que los matemáticos quieren ayudar a otras personas a entender las matemáticas y comprender por qué les gustan”, dice Lamb.

Cuando hablan con las fuentes, tanto Lamb como Twilley suelen resumir los puntos de su fuente para que sus fuentes puedan comprobar su comprensión y detectar cualquier error. Los editores y los fact-checkers (o verificadores de datos) también pueden ser excelentes refuerzos para verificar tus cálculos. Twilley a menudo señala las matemáticas en sus historias para su editor o fact-checker, con quienes a menudo habla por teléfono para guiarlos a través de sus líneas de pensamiento.

 

Ejercitar el músculo matemático

No solo las estadísticas complicadas pueden ser abrumadoras: muchos de nosotros también nos ponemos nerviosos con la aritmética básica. Pero eso es algo que se puede mejorar con el tiempo y la práctica, sin necesidad de un libro de matemáticas. Sumar el precio total de la compra sin calculadora te permite trabajar tus habilidades matemáticas mentales. Los juegos son otra forma de mejorar tus habilidades matemáticas. Davies recuerda que mejoró su velocidad de cálculo mental cuando jugó al juego de cartas Yu-Gi-Oh con su hijo, que entonces era un adolescente. Para familiarizarse con la estadística, Nuzzo recomienda personalmente el juego de mesa Borel, en el que los jugadores apuestan por los resultados de experimentos sencillos utilizando dados; el juego está diseñado para introducir a los jugadores en el mundo de las probabilidades. “Enfrentarse a las matemáticas de forma divertida es más una receta para el éxito que intentar tratarlas como una clase de matemáticas en la que hay que aprenderlas, sí o sí”, dice Nuzzo.

Nuzzo también recomienda familiarizarse con los números hojeando publicaciones que utilizan muchas matemáticas, como el Financial Times o The Wall Street Journal. La exposición repetida a los números en una situación de bajo riesgo, cree, puede ayudar a reducir la ansiedad. Muchos libros de divulgación científica también pueden introducir a los lectores en diversos campos de las matemáticas a través de historias fascinantes y acontecimientos de la vida real. Para el campo de la estadística, Nuzzo recomienda The Theory That Would Not Die (La teoría que no muere) de Sharon Bertsch McGrayne, The Signal and the Noise (La señal y el ruido) de Nate Silver, The Drunkard’s Walk (El paseo del borracho) de Leonard Mlodinow, The Cult of Statistical Significance (El culto a la significación estadística) de Stephen T. Ziliak y Deirdre N. McCloskey, y The Lady Tasting Tea (La dama que prueba el té) de David Salsburg.

Los recursos en línea también pueden ayudar a personas de todos los niveles a sentirse más cómodas con las matemáticas. Muchas asociaciones e instituciones periodísticas, como la Society of Professional Journalists y el Journalist’s Resource de la Universidad de Harvard, publican fichas de consejos, enlaces e informes para ayudar a los periodistas a entender e incorporar las matemáticas y los números en sus artículos. Ya sea para el desarrollo personal o para obtener créditos académicos, los cursos breves también permiten una formación más profunda e interactiva sobre el uso de las estadísticas, los datos y las matemáticas en la narración. Las aplicaciones de celular gratuitas o baratas también pueden mejorar tus habilidades matemáticas mentales y ayudarte a aprender conceptos matemáticos más avanzados, desde la estadística hasta la trigonometría y el cálculo.

Incluso si las matemáticas nunca serán tu fuerte, hay muchas formas de trabajar con los números para que no te impidan escribir grandes historias.

Las redes sociales también pueden ser un recurso valioso para sumergirse en contenidos relacionados con las matemáticas que sean fáciles de entender, acompañados de gráficos y, a menudo, entretenidos. Davies recomienda explorar YouTube en busca de videos que ayuden a explicar conceptos matemáticos. Las páginas relacionadas con las matemáticas en Facebook, Twitter e Instagram también pueden ayudarte a familiarizarte con las matemáticas en trozos pequeños.

Sean cuales sean los recursos que mejor te funcionen, la clave está en darse cuenta de que la ansiedad por las matemáticas y la capacidad matemática no tienen por qué ser barreras para prosperar en el periodismo científico. Incluso si las matemáticas nunca serán tu punto fuerte, hay muchas maneras de trabajar con los números para que no te impidan escribir grandes historias. “Nunca me sentiré cómoda con las matemáticas y he hecho las paces con eso, y eso no me detiene”, dice Twilley.

Ouellette se sintió de manera muy similiar después de dos años de aprendizaje de cálculo, y escribió en el epílogo de The Calculus Diaries que no ama el cálculo, ni lo domina. Pero aprenderlo le ha ayudado a mejorar su comprensión de la física, el área de la ciencia en la que se especializa como escritora, y ha reducido el miedo paralizante y la reacción negativa que solía tener al ver los problemas de cálculo.

Finalmente yo tuve que enfrentarme a mi miedo a los números cuando tomé un curso de introducción a las matemáticas como estudiante y un curso de estadística como parte de mi maestría. Aunque las matemáticas siguen siendo una lucha, ya no las odio tanto como antes. Los números tienen cierta elegancia y orden, y pueden darnos una capa de verdad y verificación que las anécdotas no pueden por sí solas. Como dice Maier: “La mayoría de las veces, los números conducen a buenas historias, y a veces a premios Pulitzer y otros galardones que llevan a los periodistas lejos en sus carreras”.

 

 

 

 

Tatiana Harkiolakis Cortesía de Tatiana Harkiolakis

Tatiana Harkiolakis es una periodista e investigadora freelance que vive en Atenas, Grecia. Es directora de comunicaciones en Executive Coaching Consultants y publica dos blogs de viajes y cultura, The Inquiring Traveler’s Notebook y The Athenian Site. Actualmente está completando una maestría en medios y comunicaciones en la London School of Economics and Political Science. Sígala en Twitter e Instagram como @TatianaHar.

 

 

 

 

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