
Tengo que hacer una confesión. En las peores épocas de la pandemia por COVID-19, cuando las cuarentenas vaciaron las calles y silenciaron los teatros, hubo un día en el que escuché, durante casi 10 horas seguidas, dos temporadas de un podcast. No es el recuerdo que más me enorgullece, pero sin duda es uno muy vívido. Hice mi cama, cociné mi desayuno, lavé los platos, limpié el baño, y vagué por el apartamento de Brooklyn en el que estaba viviendo, mientras mi cerebro seguía enchufado a la historia de cómo Exxon encubrió su conocimiento temprano sobre el cambio climático (el podcast era Drilled). Como un humano sobreviviendo a la pandemia, usé la historia para sentir que no estaba atrapada en mi pequeño apartamento. Como una periodista en una batalla por escribir un reportaje narrativo de largo aliento desde ese mismo pequeño apartamento, su reportería me inspiró a analizar los métodos que usan los productores de audio para atraer a los oyentes a una historia que han reportado sin haberla vivido en primera persona.
A pesar de las cuarentenas, otros podcasts que normalmente dependen en gran parte de la narración, la construcción de escenas y el trabajo de campo lograron crear contenidos fieles a su esencia. Mientras escuchaba, me preguntaba cómo lo lograron. ¿Podría alguna de estas técnicas ayudarme a repensar mi trabajo como una periodista de ciencia luchando por escribir periodismo narrativo apoyándome solo en reportería remota?
A medida que aprendía más sobre el arte de la producción de audio, me di cuenta de que, en la radio y los podcasts, entrevistar a alguien a distancia —incluso al protagonista de un reportaje narrativo— es algo habitual. En el mundo del audio, es normal contratar a alguien para que haga un “tape sync” (sincronización de la cinta), es decir, una grabación de la entrevista en el lugar donde está la fuente mientras el reportero que produce la historia y hace las preguntas está sentado a kilómetros de distancia. Ya que esa grabación constituirá la base de sus historias, los productores se esfuerzan de manera especial en dominar el arte de la entrevista. “Cuando haces periodismo impreso, siempre puedes recostarte en tu escritura”, dice Lauren Ober, una productora freelance basada en Washington, DC, quien dejó la prensa para pasarse al audio hace unos años. En el caso del audio, estás más limitado, ya que no obtener la cita perfecta no es una opción, dice. Después de todo, realmente no puedes parafrasear una grabación.
Cuando la pandemia llegó, añadió aún más limitaciones. Si bien reportear de manera remota historias narrativas no es un concepto nuevo para los periodistas, la pandemia amplificó la escala en la que esto ocurre. Lulu Miller, copresentadora de RadioLab, dice que construir historias narrativas sobre ciencia durante la pandemia se ha sentido como escribir un haiku: tratar de crear algo bello y significativo en condiciones sumamente restringidas. Como consecuencia, ella y otros productores de audio se han adaptado de formas creativas —usando una combinación de técnicas establecidas de entrevista y nuevas versiones de reportería de campo adaptadas a la pandemia— para que los oyentes permanezcan sintonizados durante horas. Los periodistas científicos también han conseguido crear historias narrativas cautivadoras sin salir de casa (como descubrí en mi entrevista con el escritor científico David Quammen sobre el modo en que miró al pasado para escribir artículos para The New Yorker y National Geographicsin salir de su casa en Montana), pero hay mucho que podemos aprender de las técnicas que utilizan los reporteros de audio para crear historias cautivadoras a distancia.
Crear una escena con “un millón de preguntitas” a la vez
Las escenas son los ladrillos de las historias narrativas. Establecen la base de una historia al crear un sentido de lugar y de paso del tiempo, ofrecen una forma de presentar personajes y proporcionan un vehículo para establecer los temas más profundos y los puntos de inflexión de la historia de manera que se sienta emocionalmente significativo. Las escenas son una “representación profundamente sensorial, normalmente visual, de una secuencia de acontecimientos para un personaje”, dice Ellen Horne, fundadora de la empresa de producción de audio Story Mechanics y profesora de periodismo narrativo de audio en la Universidad de Nueva York y la Universidad de Columbia.
Las escenas son una “representación profundamente sensorial, normalmente visual, de una secuencia de acontecimientos para un personaje” —Ellen Horne
Horne dice que a la mayoría de escritores “les han enseñado a enfocarse en los detalles de tipo quién-qué-cuándo-dónde-porqué, cuando en realidad aquello que hará que la información sea profundamente relevante para el oyente es si hay alguna emoción en alguno de esos detalles”.
Además de crear una conexión emocional, las escenas en las historias de ciencia son la mejor manera de “seducir a los no-científicos para que entren al mundo de preguntas y descubrimientos”, dice Miller, quien además cocreó Invisibilia, un podcast que fusiona técnicas narrativas con la ciencia para revelar las “fuerzas invisibles que controlan el comportamiento humano”.
Las historias científicas que se centran alrededor de descubrimientos (o uno en singular), o alrededor de las preguntas que han guiado la evolución de un campo del conocimiento, también pueden incluir escenas que los hagan sentir como “pequeñas historias de detectives”, explica Miller. En historias sobre ciencia, dice, la trama familiar para los lectores de novelas de misterio o televidentes de series de TV como La Ley y el Orden suele estar presente: hay una pregunta central que alguien debe resolver basándose en corazonadas y pistas y deducciones. “Siempre hay un poquito de drama garantizado”.
A través de esas preguntas, espera hacer la escena táctil: algo que un oyente no solo pueda ver, sino experimentar a través de sonidos, olores, temperaturas y texturas.
A través de esas preguntas, espera hacer la escena táctil: algo que un oyente no solo pueda ver, sino experimentar a través de sonidos, olores, temperaturas y texturas. Para conseguirlo, dice Kagan, hay que encontrar formas de animar a la gente a sustituir adjetivos por descripciones de experiencias concretas. Por ejemplo, si describen algo como “ruidoso”, pregúntales si les zumbaron los oídos tras haberlo escuchado, o si tuvieron que gritar a quien le estaban hablando. Si dicen que algo es “brillante”, pregunta cuán brillante es: ¿Significa que has tenido que entrecerrar los ojos como cuando miras directamente al sol? ¿O era más bien como la luz al final de un túnel?
La todopoderosa visita guiada por Zoom y la entrevista a fuego lento por WhatsApp
Incluso si la pandemia no cambió de manera significativa el tipo de preguntas que los productores de audio hacen para tratar de recrear escenas, sí les privó —al igual que a los escritores— del tipo de material rico que se obtiene cuando se visita la casa o la oficina de alguien o se le sigue mientras hace su trabajo. Durante la pandemia, “lo que tuvimos que hacer fue construir escenas y puntos de entrada a la historia desde cero”, dice Ober, quien produjo la segunda temporada de Spectacular Failures, un show radial narrativo sobre negocios fallidos, “básicamente desde mi clóset”.
Para encontrar esos puntos de entrada, Ober acudió a una técnica de reportería muy popular durante la cuarentena: el tour guiado por Zoom. Se trata de pedir a tu fuente que te muestre virtualmente su casa, su oficina o su laboratorio para intentar comprender mejor quién es esa persona. Para hacer un tour guiado por Zoom exitoso, debes recordar “lo que habrías hecho en la vida real”, dice Ober, y añade que el hecho de no estar físicamente presente no significa que tengas que ser un observador pasivo: “Recuerda tu curiosidad y dile ‘¡Oye, muéstrame eso!’” Haz preguntas que te ayuden a involucrar tus sentidos tal y como si estuvieses allí.
Ike Sriskandarajah, productor de radio y ganador de un Emmy, y uno de los productores de la serie investigativa American Rehab, de Reveal, prefiere preguntarle al entrevistado que “pinte una foto del cuarto en el que estamos”. Esto le permite grabar la perspectiva y voz de su fuente. A menudo les pide que hagan una especie de “muéstrame y cuéntame”, pidiéndoles que le muestren objetos relevantes para la historia, con el fin de aportar nuevos colores a la entrevista, en lugar de tener una conversación monocromática de preguntas y respuestas. Si puede, él mismo aportará su propia versión de este objeto, presentándose a una entrevista en línea con algo que pueda suscitar una respuesta inesperada. Para American Rehab, un reportaje que desenmascara los centros de tratamiento de adicciones modernos que han convertido a los adictos en recuperación en mano de obra no remunerada en los Estados Unidos, Sriskandarajah entrevistó a Hollis (Kandy) Latson, uno de los primeros miembros de Synanon, un programa pionero de tratamiento de adicción a las drogas que se convirtió en un culto religioso en la década de 1970 y que inspiró elementos clave de la industria moderna de la rehabilitación. Antes de la entrevista por Zoom, Sriskandarajah había recopilado una cantidad significativa de información de archivo sobre el programa, incluyendo viejas filmaciones de Latson, entonces joven, participando en una terapia grupal allí. Así que cuando Sriskandarajah se sentó para hablar con Latson sobre sus días en Synanon, el periodista pudo mostrarle la grabación y capturar su reacción en la cinta. “Esos son los [momentos] realmente satisfactorios, cuando se adentran, cuando hay sorpresa auténtica”, dice Sriskandarajah.
Pero también hay veces en las que no quieres recrear o discutir el pasado, sino cubrir eventos que están ocurriendo en el presente —inclusive si no puedes estar allí en persona—. En esos casos, invitar a la fuente a llevar un diario de voz de las cosas que está haciendo y experimentando puede resultar útil. Eso es lo que hizo Mariana Zúñiga, productora del podcast El Hilo, que se enfoca en historias de América Latina, para contar la historia de Orlando Pimentel, un inmigrante de Venezuela que decidió volver a pie a su país después de que la pandemia le cortara todas las fuentes de ingresos de las cuales se mantenía en Ecuador. Se inspiró en una historia que había leído muchos años atrás sobre unos migrantes sirios que habían compartido su viaje con un periodista usando notas de voz que grabaron en el camino. En su caso, intercambió nota de voz por WhatsApp con Pimentel cada dos o tres días. Él también le mandaba fotos y videos cortos de lo que estaba experimentando. Con el pasar de los días, ella empezó a notar que él empezó a compartir muchos pensamientos íntimos a través de las notas de voz —como si también estuviera creando un diario para sí mismo—. Al final, la periodista consiguió casi 80 horas de grabación que pudo editar para contar la historia de la caminata de casi 640 kilómetros. Un reportero para medios escritos no necesitaría editar cuidadosamente la cinta, pero podría utilizar esta técnica para acumular abundante material en bruto para construir una narración.
Miller, de Radiolab, también se siente fascinada por la intimidad que las notas de voz, en lugar de una entrevista tradicional, pueden crear. Durante la cuarentena, usó notas de voz en una entrevista sobre su libro recientemente publicado, Why Fish Don’t Exist: A Story of Loss, Love, and the Hidden Order of Life (“Por qué los peces no existen: una historia de pérdida, amor y el orden oculto de la vida”), y sintió que los tiempos de respuesta retardados de esta técnica de entrevista la hacían más hábil para articular su monólogo interior. Piensa que esta técnica funciona no solo porque permite que el periodista entre a un lugar que no puede visitar físicamente, sino que además le permite al reportero o reportera echar un vistazo a ese lugar sin que su presencia influencie la forma en la que las personas hablan o se comportan. “No puedes estar físicamente [en el lugar] porque no es seguro viajar a Texas, o lo que sea”, dice. “Pero también se trata de poder documentar un espacio en el que no puedes estar metafísicamente, porque cuando estás allí, lo vas a cambiar”.
Un acto de equilibrismo
Una vez que has capturado los detalles emocionales y sensoriales que forman las piezas fundamentales de una escena, debes escribirla. Escribir escenas convincentes es un acto de equilibrismo que consiste en ofrecer suficientes detalles e información sobre los personajes y el escenario para que la película empiece a rodar en la mente del oyente (o del lector) y en mostrar el despliegue de los hechos en sí, explica Kagan. Su equipo trabajó en más de seis borradores hasta que alcanzaron la versión final de la primera escena de Welcome to Your Fantasy. “Puede que metas demasiada explicación y no suficiente acción, o [puede que estés] saltando a la acción demasiado pronto, y entonces [la audiencia] se queda como ‘No sé quién es ninguna de estas personas, ¿por qué estoy escuchando sobre ellas?’”, dice. “Pasamos por muchos borradores [de guiones] para intentar conseguir ese equilibrio”.
La estructura de la escena tiene que estar guiada por la ética de volver a contar algo que no has vivido en primera persona.
La estructura de la escena tiene que estar guiada por la ética de volver a contar algo que no has vivido en primera persona. En audio, explica Ellen Horne, es más fácil que en medios escritos: “Literalmente, utilizas la voz de la persona que lo ha vivido, de modo que queda muy claro de quién es el punto de vista que se expresa y de quién es la experiencia que se comunica”. Sin embargo, construir una escena, ya sea para audio o medios escritos, suele requerir un cotejo de los relatos de las fuentes: ¿Hasta qué punto son coherentes los detalles que proporcionan dos fuentes? Si hay diferencias significativas, puedes omitir el detalle o indicar explícitamente la diferencia. Esto es lo que hizo el equipo de Kagan cuando se dieron cuenta de que al relatar momentos importantes que todos habían presenciado en Chippendales hace más de 40 años, sus fuentes recordaban esos incidentes de manera muy distinta. Por ello, la presentadora de Welcome to Your Fantasy, Natalia Petrzela, explica al público en el primer episodio que la historia no se basa en documentos, sino en los recuerdos, a menudo defectuosos, de múltiples personas.
“¿Esta historia se apodera físicamente de tu cuerpo de alguna manera y te mueve físicamente?” —Ellen Horne
Entre algunos productores de radio, ese proceso de examinar de escenas hasta tiene nombre: “la prueba corporal”. Horne describe el examen de esta manera: “¿Esta historia se apodera físicamente de tu cuerpo de alguna manera y te mueve físicamente? A veces notas que estás aguantando un poco la respiración, o sientes que se te hace un nudo en el estómago, que los ojos te lloran un poco. Tienes una respuesta física concreta. Y eso es una prueba de la profundidad de la conexión que estás teniendo con la narración”.

María Paula Rubiano A. es una periodista científica independiente que escribe sobre biodiversidad, justicia medioambiental, alimentación y sostenibilidad para Grist, Popular Science, Audubon, Atlas Obscura y El Espectador, entre otros. Síguela en Twitter como @Pau_Erre.