No te desesperes: qué hacer cuando te bloqueas al escribir

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A bunch of crumpled paper balls sit on a desk in the foreground. In the background, a writer sits at the desk with pencil and paper, tyring again.
BrianAJackson/iStock

 

Núria Jar, periodista de ciencia residente de Barcelona, tenía dificultades para escribir un guión para un segmento del programa de radio catalán Catalunya Migdia sobre el décimo aniversario del descubrimiento del bosón de Higgs. Pasó un día entero y Jar estaba atascada; no sabía cómo empezar su historia. No fue hasta que salió a dar un paseo en moto cuando se le ocurrió la idea: empezaría el programa con un fragmento de una rueda de prensa en el que un científico exclama, en inglés, “I think we have it!” [¡Creo que lo tenemos!], seguido de una reacción entusiasta y aplausos del público (ve al minuto 27:27 para escuchar el fragmento). “No hace falta saber inglés para situarse allí”, dice Jar. Con esta escena, Jar pudo enganchar a su audiencia. Para captar la idea antes de que se evaporara, Jar se detuvo en un semáforo en rojo, se quitó ágilmente su casco y grabó un mensaje de audio para sí misma.

La inspiración que necesitas para superar el bloqueo del escritor puede llegar en cualquier momento, pero “no viene del cielo. Es tu conciencia y tu subconsciente trabajando”, dice Jar. Ella piensa en sus historias en todas partes: en la moto, en la ducha, incluso en sus sueños.

La lucha contra el bloqueo del escritor es algo familiar incluso para los periodistas más experimentados. Cuando Mark Johnson reportaba ciencia para el Milwaukee Journal Sentinel, intentó escribir un artículo sobre resiliencia, pero simplemente no podía. Johnson, que ahora trabaja para The Washington Post, no experimenta bloqueo del escritor a menudo, pero cuando llega, lo golpea con fuerza. “Intenté escribir probablemente entre quince y veinte entradas. Y ninguna de ellas funcionó”, dice. “En algún momento casi caí en la desesperación”.

El bloqueo del escritor puede tener varias causas, algunas sin relación directa al acto de escribir. Por ejemplo, puede ser un signo de que la premisa de tu historia no es la adecuada, para lo cual podrías necesitar un nuevo ángulo en tu historia o incluso cambiar la historia por completo. También podrías batallar con empezar un borrador simplemente porque no has reporteado lo suficiente. Por ejemplo, podrías encontrarte con que hay voces clave que no tienes en tu historia, o que la pregunta que buscas responder no tiene respuesta.

Pero aun cuando esos problemas están solucionados, escribir puede ser —siendo honestos— un proceso doloroso. Eventualmente, al mirar a tu pantalla, vas a encontrar una página en blanco que te espera.

 

Sal del bloqueo escribiendo

Cuando sufres por una página en blanco, es tentador dejar de escribir por un tiempo hasta que encuentres inspiración. Tristemente, esa estrategia no es efectiva. “Evitar escribir no tiene poder curativo”, dice Rachael Cayley, quien enseña escritura académica en la Universidad de Toronto. El remedio para el bloqueo del escritor, según ella, es escribir. Hacer un hábito de escribir frecuentemente, incluso en etapas tempranas de tus proyectos. ¿Qué tan temprano? “Deberíamos estar escribiendo todo el tiempo”, dice Cayley.

Incluso cuando tus ideas no están completamente formadas o cuando el material necesario no está completo, escribir puede servir para organizar la información y determinar qué puede ser útil.

Incluso cuando tus ideas no están completamente formadas o cuando el material necesario no está completo, escribir puede servir para organizar la información y determinar qué puede ser útil. Este proceso, que Cayley llama “escribir para pensar”, nos ayuda a ver la escritura no como un producto final, sino como un proceso personal para clarificar ideas, mucho antes de mandar un borrador “bueno” a nuestros editores. También remueve la expectativa autodestructiva de que lo que pones en papel tiene que ser tu mejor trabajo.

Muchos periodistas usan trucos mentales que les ayudan a plasmar sus ideas en papel sin tener que pensar en que están realmente (ejem) escribiendo. Por ejemplo, después de revisar notas y transcripciones de entrevistas, puedes tratar de dejarlas de lado y escribir las ideas principales de tu historia. Enfócate en lo que después puede ser tu nut graf (el párrafo que le indica al lector de qué va la historia): ¿Cuál es el punto de la historia? ¿Por qué es importante? ¿Por qué ahora? La clave es escribir sin releer, sin atención a la estética. Para Dan Falk, periodista freelance de ciencia que vive en Canadá, este proceso le lleva a formular una lista de puntos que cubrir. Con desarrollar más las ideas de cada punto, éstas “eventualmente se convierten en el artículo”, dice Falk. Una vez que tienes palabras con las que trabajar, la tarea se vuelve más como una edición a ti mismo lo que es menos intimidante para varios periodistas.

 

Platícalo

Cuando escribir ideas aún en bruto se sienta muy abrumador, una alternativa es hablar contigo mismo. Literalmente. Tal como hizo Jar en la luz roja del semáforo, Steven Strogatz, escritor de ciencia y profesor de matemáticas en la Universidad Cornell, gusta de grabar sus ideas en voz alta que están aún sin pulir. “He encontrado que dictar mis ideas es una de las mejores maneras de sobrellevar el bloqueo del escritor”, dice. “Voy a pasear a mi perro y empiezo a dictar. Hablo y hablo, y no me preocupo sobre lo que me sale”. Casi todo lo que sale es “basura”, dice, pero el objetivo es generar mucho material en bruto.

Hablar de tus historias con otras personas te puede dar una distancia y expone tus ideas al escrutinio de otros, más allá de ti mismo

Hablar con otros, como colegas y amigos, también puede ayudar con el bloqueo del escritor, dice Aleida Rueda, una periodista de ciencia freelance mexicana. Para Rueda, superar el bloqueo es un proceso social, y ayuda que muchas de sus amigas también son periodistas. “La inspiración frecuentemente me llega cuando intercambio ideas”, dice. “Casi nunca es un proceso en solitario”. Las situaciones sociales también le ayudan a Rueda a encontrar ideas nuevas. Cuando ideas prometedoras para alguna historia aparecen, Rueda garabatea las ideas centrales en una servilleta o en su teléfono.

Pero aún sin tener amigas periodistas, hablar de tus historias con otras personas te puede dar una distancia y expone tus ideas al escrutinio de otros, más allá de ti mismo. Este proceso puede ayudar a clarificar los puntos clave que quieres comunicar, y por lo tanto, impulsar tu proceso de escritura. Natalie Wolchover, editora sénior de Quanta Magazine, dice que frecuentemente consulta sus ideas con su esposa, que es historiadora de arte, para detectar qué hilos en sus historias son emocionantes y vale la pena desarrollar, y cuáles son opacos. “Esas conversaciones privadas a veces te ayudan cuando estás muy metida en los detalles de una historia”, dice Wolchover.

Dar una audiencia a las historias que todavía no están escritas puede ser especialmente útil para aquellos escritores que no están acostumbrados a realizar bocetos de la estructura de sus historias o que se sienten limitados por ellos. Al autor Álvaro Chaos, un autodeclarado escritor desorganizado, le gusta probar sus ideas con sus estudiantes de biología en la Universidad Nacional Autónoma de México. Una vez que sus ideas se han probado en la compañía de otros, Chaos se siente más preparado para empezar a escribir.

 

Prueba algo nuevo

Algunos periodistas encuentran que refrescar su proceso de escritura les ayuda a seguir escribiendo. Puedes probar, por ejemplo, cambiar a otra plataforma o dispositivo. Cuando Wolchover se siente atorada, empieza a escribir en su teléfono en lugar de su computadora. “El cambio en cómo se ve el texto puede, extrañamente, hacer una gran diferencia”, dice. Del mismo modo, cuando yo encuentro difícil empezar a escribir, cambio de Microsoft Word a iA Writer, una aplicación para escribir de pago, que es muy minimalista. La ausencia de menús y formateos complicados baja mi ansiedad y me ayuda a enfocarme más en lo que escribo, que en su apariencia.

Tomar descansos puede restablecer tu mente y cuerpo, y potenciar tu confianza en tus talentos como escritor.

Cambiar el tipo de actividad, como trabajar en alguna historia más sencilla o en una tarea administrativa, también puede ser suficiente para sacarte de un bloqueo. Esto puede ser particularmente útil para periodistas que trabajan con distintos tipos de medios. Cuando Rueda se topa con pared en alguna asignación de escritura, se cambia a un proyecto de video. Para ella, escribir guiones para video es más fácil porque la tarea principal es encajar los comentarios de los expertos (lo cual, por su puesto, conlleva sus propios desafíos). “Cuando estoy en frente de mi computadora y nada me sale”, dice ella, esta estrategia proporciona “ánimo renovado” y una sensación general de progreso.

Cuando la página en blanco es necia y persistente, quizás sea útil dejarla por un momento. Tomar descansos puede restablecer tu mente y cuerpo, y potenciar tu confianza en tus talentos como escritor. El simple hecho de ir a caminar, por ejemplo, puede ayudar a escritores a encontrar soluciones a sus problemas de redacción. Buscar nuevos ambientes, incluso si todo lo que hagas sea moverte de habitación, puede ayudarte a generar nuevas ideas. “Cambiar de lugar me da un descanso, no sólo físicamente, sino una nueva mentalidad creativa”, dice Rueda.

Puedes experimentar con diferentes tipos de descanso y encontrar lo que funciona mejor para ti —lo que le ayuda a alguien no necesariamente le ayuda a otra persona—. Cuando la pandemia forzó a Johnson a moverse de su sala de redacción a su casa, por ejemplo, encontró nuevas formas de tomar descansos. Se ha vuelto aficionado a la observación de aves, lo que puede hacer desde la ventana de su cocina. “Lo encuentro muy relajante”, dice.

Cuando el bloqueo del escritor ataca, ayuda recordar que no hay nada malo contigo. Todos lo enfrentan alguna vez, si no es que muchas veces, en sus carreras. Tienes editores y colegas en quienes te puedes apoyar. Puedes consultar tus notas y tus fuentes hasta que algo encienda una idea. Y el acto mismo de escribir puede ayudarte a salir adelante. “Sólo al sentarte y escribir puedes rechazar algunas ideas, aceptar otras, y construir algo desde ellas que te sea útil”, dice Cayley. Confía en ti mismo sigue escribiendo, y eventualmente algo bueno saldrá de ti.

 

Pedro Márquez-Zacarías Jennifer Rattray

Pedro Márquez-Zacarías es un biólogo purépecha, que actualmente trabaja como investigador posdoctoral Omidyar en el Instituto Santa Fe. Pedro tiene un doctorado en biología cuantitativa por el Instituto Tecnológico de Georgia, donde estudió la evolución de ciclos de vida y la complejidad biológica. Es un becario TON patrocinado por el Burroughs Wellcome Fund, y comunicador científico bilingüe interesado en medios escritos y audiovisuales, en español e inglés. Pedro toca guitarra y juega fútbol, y le gusta la comida purépecha y los tacos. Lo puedes encontrar en Twitter como @PedroM_Z.

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