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Cómo crear una dieta mediática saludable

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A stack of newspapers and a cup of coffee sit together on a table.
Cat_Chat/iStock

 

La mayoría de los días de la semana, cuando el reloj marca las 6:30 a.m. ya rompí mi ayuno. Mi festín empieza con una probada de Up First, un resumen diario de noticias en audio de NPR, mientras me lavo los dientes y alimento a mis gatos; lo que sigue es una ración de The Daily, un podcast más largo de The New York Times que sale entre semana, mientras empiezo a correr por la mañana. Después, si es un lunes, miércoles o viernes, termino con Short Wave, el podcast de ciencia de NPR que se publica tres veces a la semana. Para cuando estoy en mi escritorio, después de darme un baño, ya he saboreado las primeras noticias del día y he abierto mi apetito por más, justo a tiempo para abrir la bandeja de entrada de mi correo electrónico: una verdadera variedad de boletines, comunicados de prensa y alertas de noticias de última hora.

No puedo decir con exactitud cuándo establecí esta rutina, pero desde hace varios años ha sido una parte crucial de mi dieta mediática: las noticias que ingiero regularmente para mantener preparado mi paladar periodístico. “Para ser un buen o un gran escritor, también hay que ser un buen o un gran lector”, dice Mary-Rose Abraham, periodista multimedia que cubre agricultura, sistemas alimentarios y medio ambiente. Hacerlo ayuda a garantizar que “estás manteniéndote al día con lo que ya se ha cubierto en [una] historia, lo que está faltando y a lo que deberías ponerle atención a continuación”. Estar al tanto de las noticias hace que nuestras propias historias sean más oportunas; puede inspirar ángulos nuevos e interesantes y dar soporte a ideas que han estado latentes durante meses. El consumo regular de noticias también puede ser una forma para que los periodistas encuentren nuevas fuentes y reciban inspiración para escribir de colegas de todo el mundo.

Es cierto que la metáfora de la comida es algo cursi, pero también acertada. Como toda buena dieta, una basada en los medios debe ser saludable: equilibrada, con porciones adecuadas y sostenible. Pocos escritores tendrán dificultad para encontrar historias atractivas que amontonar en su plato. La parte difícil es decidir qué saltarse, especialmente cuando el menú de opciones es tan amplio. Tener un paladar mediático refinado en cuanto a historias para leer no se trata sólo de distinguir la chatarra de lo de calidad, o simplemente de controlar las porciones. También se trata de tener la flexibilidad y la atención plena para ajustar tu consumo de noticias a medida que cambian tus necesidades nutricionales.

 

Construyendo una base saludable

La mejor dieta mediática para cualquier reportero dependerá de muchos factores: área de cobertura, audiencia, etapa profesional, si es freelance o redactor de un medio. Pero hay al menos algunas categorías de productos básicos que, cuando se combinan, pueden ayudar a mantener la salud periodística de la mayoría de los reporteros.

En primer lugar, es importante construir una base sólida con medios importantes que puedan ofrecer noticias generales; pilares que puedan proporcionar de manera confiable y oportuna los titulares más importantes del día. Jason Ukman, uno de los directores editoriales de STAT, comienza cada día escaneando los titulares y las secciones principales de las historias en las páginas de inicio de The New York Times, The Washington Post, The Wall Street Journal y The Boston Globe. Yanine Quiroz, que cubre alimento, tierra y naturaleza para Carbon Brief, tiene una rutina matutina parecida que incluye a los medios importantes, como el Times y Bloomberg.

A partir de ahí, los diferentes tipos de periodistas rápidamente se desviarán hacia sus propios caminos dietéticos. Aquellos que escriben para publicaciones más ruidosas, con artículos más extensos, podrían verse atraídos por medios que tienen un sabor similar: Vice, The New Yorker y The Atlantic (donde soy redactora). Otros rápidamente cambiarán hacia los medios centrados en ciencia—Science News, Scientific American, New Scientist—para acercarse de inmediato a lo que los sectores más nerds del internet podrían estar hablando pronto.

Para los reporteros que cubren temas específicos, las publicaciones especializadas también son imprescindibles. Ramin Skibba, escritor sobre el espacio de Wired, examina las historias de Space.com y Space News; Abraham revisa regularmente las páginas web de Grist, Gastro Obscura y Civil Eats, lugares que “a menudo están enfocados en cosas que no son cubiertas por los llamados medios de comunicación convencionales o los medios más importantes”, dice. Se puede agregar aún más dimensión, señala Quiroz, al estar al tanto de las pequeñas publicaciones locales, lo que para ella significa examinar los medios de México, donde vive.

También, los temas pueden guiar el consumo de noticias, en lugar de depender únicamente de publicaciones específicas. Algunos periodistas activan las Alertas de Google; otros usan agregadores de noticias y lectores RSS (sindicación realmente simple), tales como Feedly, Flipboard e Inoreader, que recopilan artículos de toda la web. El truco consiste en encontrar palabras clave con la cantidad adecuada de especificidad, de modo que las alertas no lleguen cada tres segundos —o cada tres años—.

De la misma manera en que los reporteros pueden convertirse en aficionados a ciertos subcampos de investigación o publicaciones específicas, pueden convertirse en lectores habituales de escritores individuales cuya voz o estilo aman.

Tampoco está de más examinar periódicamente los sitios web de revistas científicas y suscribirse a comunicados de prensa de instituciones académicas, organizaciones científicas profesionales y agencias gubernamentales que se ocupan de datos de tu área de cobertura. En el apogeo de la pandemia de COVID-19, por ejemplo, escribí varias historias urgentes impulsadas en parte por una investigación presentada en el Informe Semanal de Morbilidad y Mortalidad de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.

Cuando los flujos de actualizaciones y resúmenes generados automáticamente se vuelven abrumadores, los resúmenes curados a mano de noticias recientes pueden ser un sustituto vital. A algunos reporteros que cubren medio ambiente les gusta Hot News, el boletín diario de Climate Nexus. En mi propio trabajo, he encontrado que el boletín diario de Global Health NOW de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins es excelente para resaltar los temas en tendencia en el campo de las enfermedades infecciosas. Los boletines escritos por expertos académicos también pueden ofrecer comentarios reflexivos sobre nuevos datos, una de las principales razones por las que me he convertido en suscriptora leal de Your Local Epidemiologist de Katelyn Jetelina y Force of Infection de Caitlin Rivers. Abraham también recomienda suscribirse a resúmenes y actualizaciones de asociaciones periodísticas, como la Society for Environmental Journalists o la Association of Health Care Journalists, que a menudo destacan el trabajo de sus miembros.

Los podcasts con presentadores expertos también pueden proporcionar versiones frescas y fuertes de temas de actualidad. Algunas de mis mejores sesiones de lluvia de ideas provienen de escuchar regularmente programas especializados, como This Week in Virology, que profundiza en artículos y noticias relacionadas con la virología, o Maintenance Phase, que pone una lente escéptica sobre temas de actualidad en alimentación, fitness y salud.

Y de la misma manera en que los reporteros pueden convertirse en aficionados a ciertos subcampos de investigación o publicaciones específicas, pueden convertirse en lectores habituales de escritores individuales cuya voz o estilo aman, incluso si hay poca coincidencia con su propia área de cobertura. Abraham, por ejemplo, disfruta leer grandes obras y reflexionar: “Oh, ¿por qué este escritor escribió esta entrada?”. Seguir a reporteros individuales puede incluso ser una excelente puerta de entrada cuando intentas familiarizarte con temas desconocidos sobre las áreas de cobertura de esos escritores—o, incluso, lugares nuevos, si resulta que viven en un lugar en donde tú no vives—. Una excelente manera de conocer una nueva parte del mundo es “seguir a sus periodistas”, dice Federico Kukso, periodista de ciencia freelance con sede en Argentina.

Consumir el trabajo de periodistas fuera de tu área de cobertura y área geográfica mantiene a tu paladar aventurero. Kukso también enriquece su cobertura visitando habitualmente medios con sede en otros países, incluidos China y Rusia. Leer esas publicaciones a veces requiere de una traducción en línea, pero el esfuerzo vale la pena porque lo saca rápidamente de la burbuja de habla inglesa centrada en Occidente en la que a menudo se encuentran encerrados los medios de comunicación de ciencia.

 

Cómo practicar un consumo consciente

Si todo esto suena completamente abrumador, es más que comprensible. De todo lo que la formación periodística puede ofrecer, “nadie te dice lo que tienes que hacer para seguir las noticias”, dice Kukso. Depende de cada individuo desarrollar su propio sistema: “encontrar orden en el caos”.

En muchos casos, establecer una dieta mediática sana y sostenible se reduce a la gestión del tiempo y al reconocimiento de nuestros propios límites. “Hoy en día, tratar de mantenerse al día con las noticias es como beber agua de una manguera contra incendios”, dice Ukman. “Tienes que estar en paz con el hecho de que no vas a leer todo, todo el tiempo”. Y ese no necesariamente es el objetivo. El panorama mediático es inmenso y es de esperarse que se hagan sacrificios. Los escritores que se vuelven quisquillosos con lo que consumen ganarán profundidad dentro de sus áreas de cobertura, incluso si eso ocurre “a expensas de las noticias generales”, dice Ukman. Con eso en mente, también es bueno tomar de vez en cuando una hoja del libro de un reportero general: menos especialización, pero más oportunidades de probar un bocado de casi todo en el buffet.

A veces, la parte más complicada de establecer una dieta mediática saludable no tiene que ver realmente con las dificultades logísticas de establecer límites, sino con el obstáculo psicológico de mantener esos límites.

Trazar líneas explícitas alrededor de cuándo consumes las noticias puede ayudar a controlar las porciones. Cuando reviso mi contenido de medios a lo largo del día, revisando mi bandeja de entrada en cada momento libre, a veces siento que me estoy quedando atrás constantemente. Para evitar caer en el fatalismo, muchos periodistas recomiendan dividir su consumo en comidas cuidadosamente programadas. Quiroz, que ayuda a redactar Cropped, el boletín de Carbon Brief, pasa la primera hora de cada mañana de trabajo mordisqueando las noticias. “Es una de las primeras cosas que hago”, dice. Pero una vez transcurridos esos sesenta minutos, aproximadamente, generalmente sigue adelante con otras cosas. Skibba, de Wired, opina lo mismo: para las 9:30 o 10 a.m., dice: “Quiero estar haciendo mi trabajo normal”.

Los periodistas también pueden optar por no recibir resúmenes diarios y elegir los semanales, para evitar ser inundado con alertas. Ese sistema funciona bien para Wendy Zukerman, productora ejecutiva y presentadora de Science Vs., de Spotify Studios. En las publicaciones diarias, especialmente últimamente, “me resulta muy difícil separar el ruido de lo que realmente tiene poder de permanencia”, dice. Zukerman todavía consulta con frecuencia el sitio web de New Scientist, donde solía trabajar. Aparte de eso, publicaciones semanales como The Guardian Weekly son más que suficientes. Estas porciones de información más manejables contienen “todas las noticias que necesitas saber”, dice, especialmente para un podcast como el suyo, que reportea historias con semanas o meses de anticipación previo su emisión. Incluso Ukman, que frecuentemente edita noticias de última hora sobre salud, traza una línea cuando se trata de recibir alertas de noticias de última hora, que a veces pueden ser más disruptivas que útiles. Abstenerse de recibir esas notificaciones también le ayuda a apagar su cerebro de trabajo una vez que ya terminó por el día.

Los periodistas incluso pueden volverse selectivos dentro de los artículos que eligen leer deliberadamente. No es necesario dejar limpio el plato de todas las noticias: muchos periodistas escanean rápidamente la mayoría de los artículos que abren, a veces sin llegar mucho más allá del titular y los primeros párrafos. A menudo, eso es suficiente para tener “una idea sobre de qué se tratan las noticias”, dice Quiroz. En general, cuanto más relevante sea un artículo para tu área de cobertura, probablemente querrás leer más a profundidad, pero no existe una regla estricta sobre cuándo o cómo escanear y es bueno confiar en tu instinto. Abraham solo lee una historia de arriba a abajo si el texto mismo lo exige: “si la escritura es súper convincente y me atrapa al final de cada párrafo”.

 

Cuando hacer el plato al lado

A veces, la parte más complicada de establecer una dieta mediática saludable no tiene que ver realmente con las dificultades logísticas de establecer límites, sino con el obstáculo psicológico de mantener esos límites. Disha Shetty, periodista de ciencia con sede en la India que cubre temas relacionados con el medio ambiente, la salud, el cambio climático y las mujeres, recuerda haber batallado con sus propios hábitos al principio de su carrera. En uno de sus primeros trabajos periodísticos, el mensaje de sus superiores fue alto y claro: “Si no te gusta leer noticias las 24 horas del día, los 7 días de la semana”, recuerda Shetty, “entonces no eres lo suficientemente buena para ser una periodista”. Era una forma completamente insostenible de abordar su trabajo, dice.

En los años transcurridos desde entonces, Shetty ha aprendido a tomarse las cosas con más calma y ha visto una maduración inherente en su propio trabajo. Los fines de semana y cuando está de vacaciones se libera de las noticias y, en su lugar, se dedica a leer novelas. Ese tipo de distancia también le evita algunas de las oleadas de dolor que pueden inundar a los escritores cuando pasan meses en las trincheras reporteando sobre temas difíciles como las enfermedades crónicas, la violencia sexual o los impactos del cambio climático. Por muy cruciales que sean las noticias para el trabajo del periodismo, demasiadas también pueden tener un costo emocional. Ahora, Shetty intenta prestar atención a “cómo me está yendo en la vida” y adapta su consumo de noticias de acuerdo a eso, “para equilibrarlo”.

Es clave tener en cuenta ese tipo de maleabilidad. A medida que los escritores cambian de medio, editor o áreas de enfoque—o cuando deciden priorizar diferentes partes de su equilibrio entre el trabajo y la vida personal—es saludable que sus hábitos de lectura cambien al mismo ritmo. Cuando los hijos de Skibba eran más pequeños, dice que leía menos noticias y se resistía a adquirir nuevas suscripciones. Shetty dice que constantemente refina lo que lee, en ocasiones basándose en las recomendaciones que ha recibido o en las historias que está siguiendo, pero también en sus instintos: hacia dónde la llevan sus intereses en ese momento.

Es natural que algunas de estas decisiones—qué omitir, cuándo dejarlo por la paz— vengan acompañadas de incertidumbre o culpa.

Incluso hay formas de evitar deslizarse por la pendiente resbaladiza que es consumir noticias a través de las redes sociales. Zukerman considera útiles plataformas como Instagram y TikTok a la hora de buscar historias. Aun así, a menudo usa solamente la cuenta oficial de Science vs. de Instagram, por ejemplo, en lugar de su cuenta personal cuando está leyendo en el trabajo, una buena manera de mantener el contenido a una buena distancia.

Es natural que algunas de estas decisiones—qué omitir, cuándo dejarlo por la paz— vengan acompañadas de incertidumbre o culpa: las opciones están lejos de ser intuitivas e inevitablemente se perderán de algunas grandes historias. Pero sentirse un poco atrasado en las noticias no es un fracaso. En algunos casos, leer noticias unos días después de que salgan puede incluso ser un buen material para un ángulo fresco. Skibba estuvo lejos de ser el primero en escribir sobre el programa de un año de duración de la NASA que albergará a una pequeña tripulación en una estructura artificial que simula el hábitat de Marte. Pero su eventual artículo de junio de 2023 “agregó algunos matices adicionales” sobre el posible costo psicológico de la misión que los artículos rápidos no alcanzaron a reportear, dice.

Alejarse de las noticias frecuentemente no sólo es bueno para evitar el estrés: también puede servir como un recordatorio de los ricos y sorprendentes manantiales de los que surgen las mejores historias. Cuando Zukerman está cazando historias frescas y chispeantes—aquellas que realmente están en el pulso de lo que sus oyentes quieren escuchar—en ocasiones más noticias es lo último que necesita. “De hecho, intento dejar mi computadora y caminar”, dice. Cuando está en busca de inspiración se aventura a las librerías (¿las recuerdas?) para escanear las portadas de revistas sobre salud femenina y masculina, o escucha a escondidas conversaciones en pubs. “Se trata más sobre salir al mundo”, dice Zukerman, de escuchar chismes—que, después de ser examinados adecuadamente, pueden convertirse en noticias en su forma más cruda— directamente desde la fuente. Después de todo, algunas de las historias más satisfactorias provienen de lugares inesperados y nos invitan a explorar nuevos sabores, aquellos de los que tal vez ni siquiera nos habíamos dado cuenta de que se nos antojaban.

 

Katherine J. Wu Cortesía de Katherine J. Wu

Katherine J. Wu es reportera de The Atlantic, editora sénior de The Open Notebook y productora sénior de The Story Collider. Anteriormente, fue reportera de ciencia para The New York Times. Ganó un Schmidt Award for Excellence in Science Communication en 2022, un premio de periodismo Science in Society en 2021 y el premio Evert Clark/Seth Payne Award for Young Science Journalists en 2020. Tiene un doctorado en microbiología de la Universidad de Harvard. Síguela en Twitter como @KatherineJWu.

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