En 2021, Ethan Crumbley llevó un arma a su escuela secundaria de Michigan y disparó a varios compañeros de clase, matando a cuatro e hiriendo a otros seis y a un profesor. Crumbley, del municipio de Oxford, se declaró culpable de 24 delitos en 2022. Luego, en 2024, los jurados de dos juicios separados condenaron a sus padres por homicidio involuntario por no haber guardado el arma y no haber respondido a las preocupaciones sobre la salud mental de su hijo. Los Crumbley fueron los primeros padres en Estados Unidos condenados por un tiroteo masivo cometido por su hijo. Ambos se enfrentan ahora a una pena mínima de 10 años de prisión.
La periodista Elise Hansen sintió curiosidad por las leyes de culpabilidad parental, que responsabilizan a los padres de los delitos de sus hijos, después de leer un artículo de revisión sobre el tema que citaba el caso Crumbley como ejemplo. Hansen se sentó a conversar con una de las coautoras, la psicóloga del desarrollo Colleen Sbeglia, para profundizar en el alcance y los efectos de estas leyes para una entrevista que apareció en Knowable Magazine en 2024.
El formato de entrevista, con preguntas y respuestas (Q&A), permitió a Hansen cubrir los matices de este complejo tema, sin dejar de ser informativa y coloquial. Hablar con una fuente “que se preocupa mucho por el proceso científico, pero que también está muy en sintonía con el costo humano de las políticas resultó ser una combinación muy agradable”, dice Hansen. Por ejemplo, ambas analizaron cómo estas leyes podrían ser contraproducentes, castigando a los padres de una manera que deja a sus hijos aún más vulnerables.
En una entrevista como la de Hansen, los lectores pueden escuchar directamente a una experta. El escritor actúa como medio, explorando los antecedentes, los procesos de pensamiento y los conocimientos acumulados de la experta, y simplificando la conversación resultante para su público. Pero preparar, dirigir y editar una entrevista como artículo por sí solo plantea algunos retos que difieren de los de una noticia o reportaje típicos. Se necesita una fuente que sea carismática y se comunique con claridad para llevar adelante el artículo, así como preguntas que abarquen una amplia gama de temas y profundicen en ellos para garantizar que se cuente una historia completa. Con esos elementos y una edición hábil, el resultado final puede ser una visión íntima de un tema y un personaje que sería difícil de lograr por otros medios.
Encontrar la historia adecuada… y la fuente adecuada
Cuando desarrolles una idea para una historia, pregúntate si el formato de preguntas y respuestas se adapta a la historia que quieres contar. Este formato es una buena forma de ofrecer una visión rápida de un acontecimiento de actualidad, como la propagación de la gripe aviar, por ejemplo. O tal vez tu fuente sea una voz autorizada que pueda añadir profundidad y contexto a las últimas noticias, como lo fue Sbeglia para Hansen. Para otras historias menos noticiosas, puedes aprovechar la estructura predecible de la entrevista para presentar a los lectores una gran cantidad de trabajo de una manera accesible.
Las entrevistas también son una herramienta eficaz para perfilar a una fuente que aparece en las noticias, como un investigador que ha ganado recientemente un premio o ha conseguido un puesto de liderazgo. El carácter conversacional de estas historias permite conocer a la persona que hay detrás del reconocimiento, como en esta entrevista de 2024 de Nature con la matemática Claire Voisin, que ganó ese año el máximo galardón en su campo por su trabajo pionero en geometría algebraica.
Además de encontrar la fuente ideal para una entrevista, es esencial redactar un conjunto de preguntas que marquen el tono de una entrevista informativa pero coloquial, que animen a la fuente a abrirse y que proporcionen la profundidad de las respuestas que se necesitan.
Sea cual sea el caso, lo mejor es que tu fuente sea un interlocutor que se exprese con claridad y de forma atractiva y que no recurra mucho a la jerga. Esto es fundamental para una entrevista, ya que se compone esencialmente de citas largas de tu fuente y no tendrás mucho espacio para desarrollar o contextualizar lo que dice. Si no has hablado antes con una posible fuente para una entrevista, intenta encontrar grabaciones de alguna de sus charlas en línea o haz una pre-entrevista para hacerte una idea de cómo se expresa.
Dado que se trata de una narración basada en una sola fuente, asegúrate también de que tu fuente merece la pena. Debe tener una posición clara para hablar con autoridad sobre el tema, ya sea por los conocimientos acumulados a lo largo de años de trabajo o por su experiencia personal lidiando con el tema. En un caso de serendipia periodística, Jordana Cepelewicz, editora especializada en matemáticas de Quanta, logró encontrar una fuente con ambos tipos de experiencia para su entrevista en 2024 con el matemático Danny Calegari. Mientras hojeaba Notices of the American Mathematical Society, Cepelewicz leyó un ensayo de Calegari sobre la importancia del fracaso en las matemáticas, un tema que pocos investigadores discuten abiertamente. Cepelewicz se preguntó: “¿Cómo fue [el fracaso] para él personalmente?”. Su artículo resultante narra tanto las lecciones que Calegari aprendió a través de sus propias experiencias con el fracaso, como su visión de cómo superar la presión de ocultar el fracaso y la decepción lo ha llevado a una comprensión más profunda de los problemas matemáticos.
Incluso si tienes una fuente prometedora, hay casos en los que el formato de la entrevista tiene limitaciones. Una historia sobre un tema particularmente polémico o complejo, como la reducción de los fondos para la policía o el uso de tecnologías emergentes como la inteligencia artificial, puede contarse mejor a través de múltiples puntos de vista. Entrevistar a una sola fuente tampoco funciona bien cuando los científicos aún no han llegado a un consenso sobre un tema, dice Pablo Correa, profesor de periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana de Colombia y exeditor de salud y ciencia del periódico colombiano El Espectador. Correa recuerda una entrevista que escribió en febrero de 2020 con un epidemiólogo que analizaba el aumento de la COVID-19. “En ese momento pensé que era una buena decisión”, dice Correa. Pero más tarde se dio cuenta de que un tema que cambiaba tan rápidamente, como el desarrollo de la pandemia, se habría tratado mejor reuniendo múltiples fuentes. Dar tanta importancia a la opinión de un solo experto tan pronto daba a entender erróneamente que sabía más que otras autoridades que podían tener perspectivas diferentes, afirma.
Hacer las preguntas adecuadas
Además de encontrar la fuente ideal para una entrevista, es esencial redactar un conjunto de preguntas que marquen el tono de una entrevista informativa pero coloquial, que animen a la fuente a abrirse y que proporcionen la profundidad de las respuestas que se necesitan. Ese objetivo puede ser difícil de alcanzar, dice Rosie Mestel, editora ejecutiva de Knowable. A veces, los escritores “se pierden en los detalles” demasiado pronto, dice. “O pueden olvidarse de hacer algunas de las preguntas que harían la entrevista más atractiva y personal, o más rica y sustanciosa”. Mestel sugiere colaborar con los editores para encontrar el alcance adecuado de las preguntas para una entrevista.
Deja que tus motivaciones para escribir una entrevista determinen algunas de las preguntas que le haces a tu fuente. “¿Es esta una historia con la que quieres crear conciencia?”, dice Halima Athumani, periodista freelance radicada en Uganda. “¿Es esta una historia con la que quieres [inspirar] a la acción?”. Cuando Athumani escribió una serie de entrevistas con mujeres africanas dedicadas a la ciencia para SciDev.Net en 2021 y 2022, por ejemplo, su objetivo era empoderar a las niñas y las jóvenes de África. Por lo tanto, ella les hizo preguntas a sus fuentes diseñadas para sacar a relucir historias de sus trayectorias profesionales y destacar cómo su trabajo apoya a las niñas de comunidades subrepresentadas.
Recuerda dejar que la entrevista fluya de forma natural. Por mucho que hayas trabajado en la lista de preguntas, no temas salirte del guion y seguir las pistas interesantes que surjan durante la conversación.
También vas a querer hacer preguntas que sirvan para la introducción de tu entrevista. Esta parte del artículo enmarca y prepara la conversación, explicando por qué te has tomado la molestia de hablar con esta persona —y por qué el lector debería seguir leyendo—. Aunque la introducción puede basarse en la investigación previa o en cualquier parte de la entrevista, también puedes elaborar preguntas específicas destinadas a recabar contexto y otros datos interesantes para la introducción. Por ejemplo, puedes sondear posibles entradas preguntando una o dos preguntas sobre la niñez de tu fuente o cómo llegó a su campo de trabajo. O bien, preguntar sobre una aplicación oportuna de su investigación podría llevarte a un gancho noticioso.
Muchas de las reglas habituales sobre cómo elaborar buenas preguntas para una entrevista se aplican para una nota en formato de entrevista eficaz. Deja espacio para que tu fuente hable: evita las preguntas que se pueden responder con un sí o un no o que son en realidad afirmaciones. Y no tengas miedo de hacer preguntas básicas, que pueden dar pie a puntos más detallados más adelante en la conversación, sin dar por sentado que tus lectores tienen conocimientos previos.
Antes de la entrevista, pon a tu fuente al corriente de cómo suele desarrollarse una conversación de preguntas y respuestas. Explícale que el artículo publicado incluirá gran parte de sus propias palabras, una diferencia clave con respecto a las noticias o reportajes, y envíale uno o dos ejemplos del formato. Anímale a incluir ejemplos concretos para ilustrar sus argumentos siempre que sea posible, aconseja Mestel. Y da a las fuentes una idea de los temas que piensas tratar —¿la entrevista se centrará en un solo estudio o acontecimiento, o también les preguntarás sobre su vida personal?—.
Recuerda dejar que la entrevista fluya de forma natural. Por mucho que hayas trabajado en la lista de preguntas, no temas salirte del guion y seguir las pistas interesantes que surjan durante la conversación. Estas tangentes ayudarán a que la entrevista resulte más viva y auténtica. Mantener la flexibilidad también puede alterar la dirección o el alcance de una entrevista, como le ocurrió a en 2025 a la redactora de ciencias sociales de Science News, Sujata Gupta. Estaba entrevistando al politólogo Kevin Arceneaux sobre su investigación sobre los llamados “buscadores del caos”, personas que prefieren al caos que al orden y provocan problemas para reforzar su estatus social. Inicialmente, sus preguntas se centraron en la nueva investigación de Arceneaux sobre las elecciones estadounidenses de 2024. Pero sus respuestas revelaron un hilo interesante sobre su trabajo anterior sobre cómo algunos buscadores del caos difunden información errónea en las redes sociales para sembrar la discordia. Seguir esta tangente dio lugar a un reportaje oportuno y exhaustivo sobre por qué algunas personas “solo quieren ver arder el mundo”.
Editar para mayor claridad y brevedad
No todas las palabras (o frases, párrafos o incluso preguntas) de la entrevista se incluyen en el artículo final. Por ejemplo, una entrevista de 30 minutos transcrita íntegramente puede llegar fácilmente a las 5.000 palabras, a menudo repletas de tangentes, repeticiones y rellenos, como “mmms” y “ehs”. Según Cepelewicz, algunas entrevistas pueden durar hasta tres horas. Condensar estas transcripciones gigantescas en artículos pulidos requiere una edición cuidadosa en cuanto a la longitud y la claridad. De hecho, la introducción de la mayoría de las entrevistas concluye con alguna variación de la aclaración “esta conversación ha sido editada por motivos de longitud y claridad”, para indicar que el artículo no es una reproducción exacta de la conversación. Pero, ¿cómo se transforma en la práctica una transcripción en una historia concisa?
Los escritores y las publicaciones varían en cuanto a los detalles de cómo editar una entrevista, pero hay algunas cosas que son válidas en todos los casos. En general, está bien cortar partes de una conversación que parecen demasiado detalladas, que se repiten de forma más elocuente en otro lugar o que no siguen el hilo conductor. También se puede reorganizar el material para consolidar puntos relacionados, de modo que la entrevista no dé vueltas sobre sí misma. El objetivo es dar forma a una historia cohesionada, rica y atractiva, sin que resulte repetitiva, afirma Mestel.
Cepelewicz comienza examinando la transcripción para extraer el arco narrativo central de la conversación. A continuación, realiza varias rondas de recortes sustanciales, eliminando digresiones y secciones demasiado técnicas, antes de reducir las respuestas individuales. Luego, “para conseguir el arco que tenía en mente, empiezo a mover algunas cosas, porque a menudo la conversación en sí misma era muy zigzagueante”, explica.
Si decides ajustar tus preguntas o combinar respuestas de diferentes partes de la conversación, ten cuidado de no sacar las respuestas de contexto o enmarcarlas de forma que distorsionen el significado que quería dar tu fuente.
Con un enfoque ligeramente diferente, Gupta deja que las preguntas fundamentales que quiere tratar en una entrevista guíen su edición. Mantiene esa lista de preguntas abierta junto a la transcripción completa y luego traslada secciones de la transcripción al esquema. A veces, codifica por colores el documento inicial para llevar un registro del origen de cada sección en la transcripción. Cuando combina ideas relacionadas de diferentes partes de la conversación, Gupta separa las partes de la respuesta utilizando puntos suspensivos o saltos de párrafo para evitar dar a entender que su fuente expresó esas ideas al mismo tiempo.
Incluso tus propias preguntas pueden ser objeto de edición en las entrevistas. Puedes reformular tus preguntas para proporcionar mejores transiciones y mejorar el flujo de una idea a otra. También puedes editar las preguntas para incluir fragmentos parafraseados de la conversación que proporcionan un contexto importante, pero que no se han expresado con tanta claridad como el resto del material.
Sin embargo, ten cuidado de no editar en exceso. Si decides ajustar tus preguntas o combinar respuestas de diferentes partes de la conversación, ten cuidado de no sacar las respuestas de contexto o enmarcarlas de forma que distorsionen el significado que quería dar tu fuente. No pongas palabras en boca de tu fuente, aconseja Mestel. De hecho, algunos medios, como Quanta y Knowable, envían las entrevistas —sin la introducción— a las fuentes antes de su publicación para comprobar que no haya inexactitudes o secciones fuera de contexto.
Mientras editas una entrevista, es posible que identifiques un hueco que debes rellenar, te des cuenta de que necesitas aclarar algún punto o encuentres un lugar en el que se ha colado jerga en la conversación. En casos como este, es mejor pedir a tu fuente que reformule la frase o comprobar con ella una edición sugerida, en lugar de intentar revisar una respuesta sin su opinión, dice Mestel. Con las ediciones y transiciones adecuadas, puedes unir diferentes conversaciones para producir una entrevista que siga pareciendo una conversación continua.
Otras veces, es posible que tengas que hacer un seguimiento con una fuente si nuevos acontecimientos alteran el alcance o el ángulo de tu historia. Por ejemplo, la entrevista inicial de Hansen con Sbeglia tuvo lugar después de que los Crumbley fueran acusados, pero antes de que fueran condenados. Una vez que se dictaron las condenas, Hansen concertó una segunda llamada con Sbeglia para discutir el resultado, que ya no era hipotético, y producir una historia más completa.
También tendrás que redactar una introducción para la entrevista que prepare a la perfección la entrevista que has editado. Esta es tu oportunidad de dar color al artículo con tu propia voz y sintetizar lo que has aprendido para tus lectores. El preámbulo también debe despertar la curiosidad de los lectores y animarlos a leer la entrevista posterior. Cepelewicz mantiene un “cementerio” de citas interesantes recortadas de la conversación editada que esparce en la introducción para ayudar a los lectores a hacerse una idea de la personalidad o la experiencia de su fuente.
Quizás el equilibrio más difícil de lograr, la introducción debe proporcionar suficiente información de fondo para que los lectores comprendan la conversación que sigue sin revelar sus partes más interesantes. Pregúntate: “¿Y luego?” (¿Por qué debería importarles la conversación a tus lectores?) y destaca esa información, sugiere Athumani. Céntrate en contextualizar el gancho de la noticia o en ofrecer una introducción a la investigación de tu fuente. Y suaviza cualquier parte en la que el lector pueda tropezar, ofreciendo explicaciones sin jerga de los conceptos que surgen en la entrevista.
Cuando se hace bien, la introducción de una entrevista hace el trabajo preliminar necesario para que la entrevista brille por sí misma. Ese acceso directo a un experto es “poderoso”, dice Cepelewicz. “Hace que ciertos temas sean accesibles o se sientan realmente personales, porque la persona está hablando de estas cosas en el contexto de su propia experiencia, en lugar de hacerlo de una manera más objetiva”.

Skyler Ware es una escritora científica freelance que cubre temas de ciencias físicas y de la Tierra, y becaria TON apoyada por el Burroughs Wellcome Fund. Su trabajo ha aparecido en Eos, SciShow, Live Science y otras publicaciones, y fue becaria AAAS Mass Media Fellow en Science News en 2023. Skyler tiene un doctorado en Química por el Caltech. Puedes encontrarla en Bluesky como @skylerdware.bsky.social.
