Las personas sobre las que Lauren Weber escribe no siempre le devuelven la llamada. Ella reportea sobre activistas antivacunas, médicos que recetan tratamientos no aprobados y otros divulgadores de desinformación médica, muchos de los cuales desconfían de los medios de comunicación.
Sin embargo, Weber, reportera de rendición de cuentas sobre salud y ciencia en The Washington Post, ha logrado reconstruir su recaudación de fondos, su politiquería y sus fechorías perjudiciales al sumergirse profundamente en el ámbito público. Para producir investigaciones detalladas sobre sus personajes, ha visto transmisiones de reuniones de gobiernos locales, revisado minuciosamente las declaraciones de impuestos de organizaciones sin fines de lucro, y analizado montones de expedientes disciplinarios médicos de comités médicos estatales —todo ello disponible para cualquiera que quisiera (y supiera dónde) buscar—.
En cuanto a las fuentes de información, los alertadores y los archivos filtrados siempre resultarán atractivos, pero el dominio público también contiene revelaciones sobre personas difíciles de localizar, empresas, organizaciones y agencias gubernamentales que están esperando ser desenterradas. Esta información puede reforzar tu reporteo o ser la base de historias completas, especialmente cuando quienes están en el centro de la controversia no están disponibles o dispuestos a hablar.
En un momento de desconfianza históricamente alta en los medios, la documentación abierta tiene la ventaja adicional de aumentar la credibilidad. “Especialmente en una era donde nadie cree nada de lo que ve o lee”, dice Weber, “poder citar documentación pública, discursos, reuniones u otras fuentes legales vale oro”.
Dicha información existe en una multitud de formatos —desde demandas, documentos corporativos y bases de datos gubernamentales, hasta historiales de aplicaciones de pago y publicaciones en redes sociales—, por lo que se requiere imaginación y persistencia para atar los cabos sueltos. Los periodistas también deben mantenerse organizados mientras recopilan información para perfeccionar un enfoque coherente y convincente. Y, quizás lo más importante, deben evaluar críticamente cada documento que encuentran con la ayuda de expertos de confianza.
Cómo seguir rastros documentales
Cuando estás reporteando sobre entidades políticamente influyentes, ricas o que potencialmente ponen vidas en riesgo, la información básica —como las personas a cargo o sus fuentes de financiamiento— puede ser sorprendentemente difícil de obtener. Empieza investigando qué leyes y regulaciones debe cumplir una persona o empresa, ya sean financieras, ambientales, médicas o de alguna otra categoría. “Yo recomendaría sentarse e intentar hacer un mapa mental de todas las diferentes agencias —a nivel local, a nivel de ciudad, a nivel estatal, a nivel federal— que podrían afectar [lo] que estás investigando”, dice Naveena Sadasivam, redactora sénior y editora de Grist. “Piensa de manera muy amplia sobre lo que se les puede exigir que reporten a los diversos reguladores…”, dice, “y qué tipo de rastros de documentos podrían existir como resultado”.
A menudo, las investigaciones sobre fuentes elusivas se centran en conflictos de intereses u otros vínculos problemáticos que podrían cuestionar la solidez de la ciencia de un investigador o las afirmaciones de una organización. Incluso si las partes involucradas guardan silencio, los periodistas pueden rastrear estas conexiones.
Sadasivam adoptó este enfoque expansivo al investigar almacenes de suministros médicos en todo Estados Unidos. Estos almacenes guardan suministros esterilizados con óxido de etileno —una sustancia química que, según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), puede aumentar el riesgo de cáncer y otras afecciones tras una exposición prolongada—. Sadasivam y su colega, Lylla Younes, se preguntaron sobre el daño que podría estarles haciendo a las personas, como los trabajadores del almacén o los vecinos, que lo inhalaban a diario. Sin embargo, como descubrieron al principio de su reporteo, los fabricantes suelen mantener en secreto la ubicación de las instalaciones y los reguladores o defensores no las supervisan de cerca.
Sadasivam y Younes supieron, gracias a sus fuentes, que algunos de estos centros de almacenamiento habían sido inspeccionados por agencias federales y estatales en Georgia, incluyendo la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional, y la División de Protección Ambiental de Georgia. Las reporteras encontraron en línea algunos de los hallazgos de los reguladores estatales. También presentaron solicitudes de registros públicos para obtener correos electrónicos sobre cómo se realizaron dichas inspecciones, así como los informes de inspección de los reguladores nacionales. Y un reportero de Atlanta News First/WANF que publicó una investigación conjunta con ellas solicitó registros de llamadas al 911 de los servicios médicos de emergencia locales, que mostraron que se enviaron ambulancias casi dos docenas de veces para tratar a trabajadores del almacén con síntomas consistentes con la exposición a altas dosis de óxido de etileno.
Profundizando en ello, Sadasivam buscó en línea registros de permisos presentados a agencias ambientales estatales —un requisito común para entidades que emiten contaminación atmosférica— y encontró oro molido en Texas: una empresa había entregado documentación para expandir los almacenes de óxido de etileno en El Paso. Para completar una lista de dichos almacenes a nivel nacional, Sadasivam y Younes se basaron, en parte, en otros registros. La EPA y el regulador de contaminación atmosférica del sur de California habían solicitado a las empresas que proporcionaran voluntariamente la ubicación de dichos almacenes; en otra ronda de solicitudes de registros públicos, las periodistas pidieron a las agencias que entregaran las respuestas.
Los rastros documentales también pueden revelar los nombres de aquellos dañados por las fechorías de una entidad o persona. Con la corazonada de que algunos de los empleados del almacén de suministros médicos podrían haber demandado a sus empleadores, Sadasivam buscó demandas en “tantas bases de datos como pude”, dice: PACER, que cobra pequeñas tarifas para descargar trámites para casos federales; CourtListener, donde los usuarios pueden publicar dichos PDF para su visualización abierta; y LexisNexis.(LexisNexis requiere una suscripción; Sadasivam se registró para una prueba gratuita de un servicio subsidiario para explorar casos locales y estatales). Después de numerosas búsquedas de “óxido de etileno”, “trabajadores”, nombres de empresas de dispositivos médicos y otras palabras clave, Sadasivam se topó con un demandante que se convirtió en la anécdota principal de una de sus investigaciones.
Los documentos recopilados en procedimientos legales podrían incluso poner a disposición información que normalmente está sellada. “No puedes asumir que puedes saber, predecir o esperar toda la información que será pública”, dice el periodista independiente Dan Garisto. “Ve a buscarla”. En 2024, Garisto investigó un escándalo científico para Nature sobre Ranga Dias, un profesor de física de la Universidad de Rochester acusado de mala conducta científica. La universidad había encargado una serie de investigaciones preliminares sobre las preocupaciones que se habían planteado sobre el trabajo del físico y cada vez determinó que no era necesario hacer una investigación completa para determinar la mala conducta. Pero, finalmente, bajo una orden de la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, la Universidad de Rochester inició dicha investigación —y, esta vez, encontró evidencia de fabricación, falsificación y plagio de datos—. Más tarde, después de que Dias demandara a su empleador, el informe confidencial de esa investigación se ingresó en el expediente judicial, que Garisto y su editora rastrearon en la base de datos del tribunal con la ayuda de un abogado de medios. El informe se convirtió en un eje central de la historia de Garisto, permitiéndole relatar la extensa presunta mala conducta de Dias y revelar debilidades en las investigaciones anteriores de la universidad.
Cómo rastrear conexiones ocultas
A menudo, las investigaciones sobre fuentes elusivas se centran en conflictos de intereses u otros vínculos problemáticos que podrían cuestionar la solidez de la ciencia de un investigador o las afirmaciones de una organización. Incluso si las partes involucradas guardan silencio, los periodistas pueden rastrear estas conexiones.
A medida que organizas y buscas nuevas pistas, sé reflexivo, no solo minucioso. Los periodistas deberían examinar cada hallazgo considerando lo que han aprendido, preguntándose si les acerca a la historia que buscan.
Para una historia de 2024, Susie Neilson, periodista de investigación del San Francisco Chronicle, recorrió el internet para desentrañar una inusual colaboración científica entre Michael Snyder, un reconocido genetista de la Universidad de Stanford, y Tony Robbins, el orador motivacional mundialmente famoso. Snyder había publicado investigaciones que ensalzaban los beneficios de los seminarios de Robbins para la salud mental, pero Neilson se dio cuenta de que algunos estudios revelaban apoyo financiero de parte de la empresa de Robbins. Para desentrañar los vínculos entre Robbins y Snyder, quienes habían cofundado varias empresas emergentes de biotecnología, Neilson buscó los registros comerciales de las empresas con las secretarías de estado donde se habían constituido, que enlistaban cuándo lo habían hecho. Para comprender quién financiaba y dirigía las empresas, también consultó perfiles de LinkedIn, bases de datos empresariales, como PitchBook y OpenCorporates, y artículos de noticias sobre estas. (Las empresas que Neilson estaba investigando eran privadas, pero las empresas que cotizan en bolsa tienen que reportar información financiera extensa —que se pueda buscar abiertamente— a la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos).
“Cuantas más conexiones encuentres y documentes, más podrás adaptar tus búsquedas para descubrir capas adicionales de hallazgos y conexiones”, dice Neilson.
Las declaraciones de impuestos también pueden revelar relaciones entre los sujetos. Por ejemplo, mientras reporteaba sobre organizaciones sin fines de lucro notorias que difundían información errónea sobre las vacunas y los tratamientos de la COVID-19, Weber quería saber si habían recaudado mucho dinero y, de ser así, de quién. Así que buscó sus declaraciones de impuestos anuales en el Nonprofit Explorer de ProPublica. Los grupos compartieron sus cifras de ingresos, que sí aumentaron durante la pandemia, al igual que los salarios de sus ejecutivos. Sin embargo, no revelaron quiénes eran sus donadores —las organizaciones sin fines de lucro generalmente no están obligadas a hacerlo—. Pero debido a que las organizaciones a menudo tienen que revelar cuando ellas mismas hacen donaciones, Weber cambió sus filtros de búsqueda para revisar las declaraciones de los grupos a los que les donaron. Descubrió, como reportó en su historia de 2024, que algunos de los financiadores se dedicaban a promover valores bíblicos, libertarios o conservadores. “Era una forma discreta de averiguar quién estaba desembolsando parte de este dinero”, dice.
No olvides buscar evidencia de conexiones en las redes sociales. Podrías descubrir a tus sujetos fotografiándose en Tumblr e Instagram, por ejemplo, o platicando en podcasts y videos de YouTube, como hizo Neilson al reportear sobre el laboratorio del científico de Stanford. Los reporteros también han explotado la actividad en Venmo, la aplicación de pagos entre pares, para mapear las redes de funcionarios públicos. “Si aprendes un par de trucos básicos para explorar la vasta cantidad de información en línea que tenemos en las manos”, dice Neilson, “puedes descubrir mucho sobre las personas”.
Desenterrando un ángulo
Cuanta más evidencia recopiles, más fácil será perder el rumbo. Es fundamental mantenerse organizado para asegurarte de construir una historia coherente, en lugar de caer en agujeros de conejo innecesarios. Considera rastrear qué información pertenece a qué documento en una hoja de cálculo o cargar documentos en Google Pinpoint, una herramienta de investigación para periodistas y académicos que convierte los documentos para su lectura automática y puede localizar palabras individuales en miles de archivos de PDF.
Dado que muchos documentos públicos existen en línea, recuerda que un enlace que funciona hoy puede estar inactivo mañana. Neilson se preparó en consecuencia registrando sitios web y cuentas de redes sociales en capturas de pantalla, descargándolos como PDF y guardando los enlaces en la Wayback Machine (que a su vez usó para ver versiones antiguas de los sitios que estaba navegando). También extrajo el audio de videos y podcasts a MP3 y los subió a Trint, una herramienta impulsada por inteligencia artificial que genera transcripciones con marcas de tiempo, en las que los usuarios pueden buscar palabras clave y citas. Sin embargo, por muy útiles que puedan ser los servicios de intercambio de archivos y de IA, los periodistas deben considerar mantener los materiales extremadamente sensibles fuera de línea por completo, para no correr el riesgo de ser citados en una corte a través de una empresa de terceros.
Una vez que tengas los archivos, no los aceptes así sin más, ni los publiques en línea al estilo de WikiLeaks. Consultar con expertos externos, contrastar diferentes fuentes de datos y tratar de hablar con las personas mencionadas en los documentos es crucial para consolidar tu historia.
A medida que organizas y buscas nuevas pistas, sé reflexivo, no solo minucioso. Los periodistas deberían examinar cada hallazgo considerando lo que han aprendido, preguntándose si les acerca a la historia que buscan —o a una completamente diferente—. “Con cualquier uso de datos, se reduce a: ¿Cuál es la pregunta que estás haciendo?”, dice Emily Alpert Reyes, exreportera de salud de Los Angeles Times. Y no tengas miedo de dejar que tu pregunta evolucione durante el reporteo.
Cuando Reyes estaba trabajando en una historia sobre profesionales de cuidado que supuestamente hacían daño, dice que “siguió indagando” hasta que encontró un ángulo interesante. Se enteró de que el Departamento de Servicios Sociales de California prohíbe a algunas personas tener centros de vivienda asistida debido a la preocupación de que los residentes estuvieran siendo descuidados bajo su supervisión. Mientras investigaba algunas de estas fechorías, Reyes solicitó una lista con los nombres de los operadores prohibidos, pero cuando leyó una demanda contra uno de los operadores, se enteró de que habían formado vínculos con otro tipo de centro de cuidado regido por un regulador diferente, el Departamento de Salud Pública del estado. En la base de datos en línea de esa agencia, Reyes, junto con su colega Ben Poston, encontró varios nombres de personas que parecían haber sido prohibidas previamente por el otro regulador, una coincidencia alarmante e intrigante. La historia resultante investigó cómo las regulaciones inadecuadas aparentemente estaban permitiendo que estas personas pasaran desapercibidas.
Investigar más a fondo también llevó a Joaquín Rosado Lebrón, reportero de salud de Metro Puerto Rico, a una historia más interesante. Mientras investigaba el óxido de etileno, Rosado Lebrón se topó con un comunicado de prensa de la EPA con una lista nacional de fábricas de esterilización que emiten dosis peligrosas de esta sustancia química. Un número inusualmente alto se encontraba en Puerto Rico, un hallazgo que podría haber sido un reportaje en sí mismo.
Pero Rosado Lebrón y su editor tuvieron la idea de comparar la lista con otra del Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico. La segunda lista incluía las empresas que obtenían exenciones de impuestos para operar en la isla e incluía a todas las empresas preocupantes de la EPA. Rosado Lebrón sabía que había dado con algo. Su artículo de 2024, que copublicó con Sadasivam y Younes en Grist, así como con el Centro de Periodismo Investigativo, mostró el poder de “ser capaz de cruzar referencias y elaborar una historia lo suficientemente fuerte como para que los funcionarios no la desacrediten”, dice Rosado Lebrón.
Cómo confirmar y verificar tus hallazgos
Una vez que tengas los archivos, no los aceptes así sin más, ni los publiques en línea al estilo de WikiLeaks. Consultar con expertos externos, contrastar diferentes fuentes de datos y tratar de hablar con las personas mencionadas en los documentos es crucial para consolidar tu historia.
Los expertos en la materia pueden ayudarte a interpretar términos técnicos, señalar limitaciones u omisiones que no les resulten claras y validar tus conclusiones. Garisto, por ejemplo, compartió el informe de investigación de la Universidad de Rochester con algunos físicos de confianza, pidiéndoles que evaluaran la exhaustividad y solidez técnica de la investigación sobre los datos de Dias (y que la mantuvieran en secreto hasta que se publicara su exclusiva).
Es crucial verificar la precisión de cada documento en el que se basa tu reportaje. Hacer una referencia cruzada de nombres y detalles en varios documentos es clave para garantizar la solidez de tu historia.
La orientación externa también puede ayudarte a reducir la cantidad de material. Cuando Weber reportaba una historia de 2023 sobre proveedores de atención médica que difundían información errónea sobre la COVID-19, ella y sus colegas obtuvieron registros disciplinarios y de investigación de los comités médicos de los 50 estados —solicitudes que generaron una montaña de papeleo—. Weber solicitó a expertos médicos, legales y de comités médicos que les ayudaran a establecer criterios para incluir casos de médicos que habían sido sancionados por difundir falsedades sobre el virus. “Simplemente es importante, a lo largo de cualquier historia como esta, contar con un grupo de personas a las que puedas recurrir para asegurarte de analizar la terminología y los aspectos legales, para explicarlo mejor a los lectores”, dice Weber.
Para historias basadas en información pública que pueda ser sensible o conllevar consecuencias legales, los periodistas deben redoblar sus esfuerzos en la verificación de datos y los procesos éticos. Por ejemplo, antes de publicar, asegúrate de solicitar comentarios a las personas mencionadas en los documentos, especialmente si son objeto de acusaciones basadas en ellos. Las personas mencionadas podrían tener opiniones muy diferentes sobre cómo interpretar los documentos u ofrecer información que los contradiga o los contextualice. El momento de contactar depende de la situación: quizás prefieras esperar hasta recibir comentarios de otras fuentes y sentir que tienes una idea clara del rumbo de la historia. Independientemente de si la persona habla contigo o no, es recomendable enviar una carta “sin sorpresas” detallando tus hallazgos y ofreciendo una última oportunidad para comentar.
También es crucial verificar la precisión de cada documento en el que se basa tu reportaje. Hacer una referencia cruzada de nombres y detalles en varios documentos es clave para garantizar la solidez de tu historia. Sin embargo, verificar la información y conciliar inconsistencias puede requerir una cantidad enorme de trabajo. Mientras reporteaban su historia sobre cuidadores, por ejemplo, Reyes y Poston descubrieron que algunas personas a las que se les prohibió operar un tipo de centro de cuidado tenían los mismos nombres que quienes dirigían otro, pero no lograron que las agencias estatales de California confirmaran que se trataba de las mismas personas. Por lo tanto, los periodistas se propusieron hacer una referencia cruzada de nombres en documentos comerciales, demandas, registros de quiebra y solicitudes de licencia de centros. Incluso tocaron numerosas puertas.
A pesar de lo abrumador que fue ese proceso de meses, un editor señaló que también fue revelador: si no podían comprobar fácilmente la identidad de estas personas, el público tampoco. “No es solo un obstáculo; esto habla de un problema para el consumidor”, recuerda Reyes que le dijo. Así que los periodistas decidieron abordar el asunto directamente, escribiendo un reportaje complementario que exponía esta barrera burocrática. Al final, el proceso de buscar respuestas en los documentos fue una revelación en sí mismo.

Stephanie M. Lee es redactora sénior en The Chronicle of Higher Education, donde escribe sobre la intersección entre la investigación académica y la sociedad. Anteriormente, fue reportera científica en BuzzFeed News. Ganó el Premio Victor Cohn a la Excelencia en Reportajes de Ciencias Médicas en 2022, y sus historias han sido incluidas en antologías de The Best American Food Writing y han sido destacados en The Best American Science and Nature Writing. Síguela como @stephaniemlee.bsky.social en Bluesky y en stephaniemlee.com.
