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Cómo conducir una entrevista para obtener lo que necesitas

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A person's hands on the steering wheel of a car.
Creative Credit/iStock

 

Cuando era estudiante de periodismo, se me aceleraba el corazón antes de realizar una entrevista. Temía no conseguir lo que necesitaba o que un experto pensara que yo no era inteligente o buen periodista. Como consecuencia, podía dudar a la hora de dirigir el diálogo, y el resultado, a menudo, era que mis fuentes eran las que dirigían la conversación. No obtenía lo que necesitaba de mis entrevistas y me quedaba teniendo que escribir en torno a lo que no tenía.

Pero desde entonces, he aprendido que, con el enfoque adecuado, puedes hacerte cargo de cualquier entrevista y obtener lo que necesitas para una historia, desde los hechos básicos y la lógica de la historia, hasta los detalles escénicos y las citas jugosas.

Cada periodista tiene su propio método para preparar sus entrevistas con éxito. Pero los mejores entrevistadores tienen algunas tácticas en común para pensar y hablar al mismo tiempo, hacer que una fuente que se está yendo por la tangente regrese al tema en cuestión, encontrar anécdotas que le den color a la historia y mucho más.

 

Empezar con el pie derecho

Tomar el control de una entrevista empieza mucho antes de la propia conversación. La primera vez que te pones en contacto con una fuente —a menudo por correo electrónico— ayuda a establecer una buena relación y marca el tono y la dirección de una posible entrevista. Proporcionarle a tu fuente información de fondo y expectativas claras le ayudará a sentirse cómoda dejándote guiar la entrevista.

Spoorthy Raman, periodista científica y medioambiental freelance radicada en Canadá, ofrece mucho contexto en su correo electrónico inicial: quién es, su relación con el medio para el que escribe (lo que puede incluir una explicación de lo que es ser periodista freelance) y un resumen de la historia para la que espera poder entrevistar a la fuente. Raman también envía un enlace a su Calendly, a través del cual la persona puede programar una llamada.

Por algo se inventó la charla trivial: charlar unos instantes sobre el estado del tiempo, cómo pasaron el fin de semana o el gato que duerme a su lado puede ayudar a establecer una buena relación.

El tono que utilices en el correo electrónico puede establecer una línea base para la conversación. Como Fatherly, la publicación para la que editaba y escribía, utilizaba un tono informal, le agregaba a mis correos electrónicos a los expertos signos de exclamación y lenguaje informal como “Me encantaría escuchar sus opiniones sobre el tema”. Eso los prepara a para ser un poco más sueltos de lo que suelen ser cuando hablan con periodistas.

En general, lo mejor es dejarse guiar por el entrevistado en cuanto al nivel de formalidad que espera. Por ejemplo, Isobel Whitcomb, periodista de ciencia freelance de Oregón, dice que cuando entrevista a un experto que lleva mucho tiempo en su campo de estudio, si la persona parece ser formal, “siento que tengo que ser muy deferente y mantener más el sentido de la profesionalidad y el decoro”. De lo contrario, pueden sentirse irrespetados.

Una vez iniciada la entrevista, puede resultar tentador ir directamente al grano para no hacerle perder el tiempo al entrevistado. Pero por algo se inventó la charla trivial: charlar unos instantes sobre el estado del tiempo, cómo pasaron el fin de semana o el gato que duerme a su lado puede ayudar a establecer una buena relación. “Las personas se sienten apreciadas cuando conectas con ellas de ese modo”, afirma Rosalia Omungo, periodista científica freelance radicada en Kenia y directora general del Kenya Editor’s Guild.

Una vez terminada la charla trivial, no hay que lanzarse inmediatamente a hacer preguntas. Raman, por ejemplo, dice que normalmente empieza reiterando la información de su correo electrónico inicial, porque no hay garantía de que la persona lo haya leído o lo recuerde. Algunas entrevistas requieren aún más preparación.

Si tu fuente está nerviosa, conectar a nivel personal puede ayudarla a sentirse segura abriéndose.

Por ejemplo, cuando Raman entrevista a alguien que no es especialista sobre sus experiencias personales, sabe que es especialmente importante cultivar la confianza. Para ello, tiene especial cuidado en explicarles que está grabando la entrevista para garantizar la exactitud de las citas y les asegura que el archivo no se hará público. Lauren Vinopal, periodista freelance de salud y ciencia radicada en Chicago, hace algo parecido, enfatizando también en que las fuentes no tienen que responder preguntas que no deseen. No solo es lo más ético, dice, sino que también tiende a hacer que se sientan más cómodas.

Si tu fuente está nerviosa, conectar a nivel personal puede ayudarla a sentirse segura abriéndose. Por ejemplo, al entrevistar a personas con dolor crónico, Whitcomb ha compartido sus propias experiencias con el dolor debilitante. Hacerlo puede abrir un diálogo y ayudar a las fuentes a sentirse más comprendidas. “Yo me autorrevelo estratégicamente”, dice. “Es algo con lo que tienes que tener cuidado porque tu fuente no es tu amiga… y quieres mantener la profesionalidad. Pero puede ayudar a alguien a sentirse más cómodo y también [ayudarle] a reflexionar sobre sus propias experiencias”.

Aun así, es posible que una fuente no se sienta del todo cómoda hablando de sus experiencias personales, sobre todo si son negativas o traumáticas de algún modo. Puede que estén en riesgo de cerrarse emocionalmente. Si una fuente parece sentirse incómoda después de que le preguntes algo muy fuerte, Omungo suele cambiar de tema y hacerle una pregunta más positiva o esperanzadora. “Se trata de empatizar con el entrevistado”, dice.

 

Cómo darle en el clavo al seguimiento

Es una buena idea acudir a cualquier entrevista con algunas preguntas preparadas. Eso te ofrecerá un marco de referencia, o incluso una lista de chequeo de la información que debes obtener de la conversación. Pero no es un guion, así que no creas que tienes que hacer las preguntas en ese orden, como yo solía pensar. Me di cuenta de que eso sonaba robótico.

En lugar de eso, deja que las preguntas conduzcan a repreguntas naturales en las que le pides a tu fuente que aclare o amplíe un punto. Esas repreguntas pueden adoptar muchas formas. Serán cruciales si, por ejemplo, tu fuente no ha respondido completamente a la pregunta original. En ese caso, es útil pensar por qué. Puede ser tan sencillo como que la fuente no te haya entendido, en cuyo caso una simple reformulación puede ayudar a aclarar las cosas.

Aunque puede ser útil profundizar en detalles concretos con preguntas de seguimiento, a veces la mejor estrategia es una repregunta más genérica.

En otros casos, el entrevistado puede eludir la pregunta o dar una respuesta sosa para evitar especular o decir algo controvertido. En este caso, formular una serie de preguntas similares que aborden el mismo punto central desde distintos ángulos puede ayudarte a encontrar una fisura. Por ejemplo, en una entrevista que realicé en 2022 a Anthony Fauci, entonces director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos, sus respuestas eran cortas y bien ensayadas, así que le hice varias versiones de la misma pregunta: “¿Qué está oyendo sobre el despliegue y la aceptación de la vacuna contra la COVID para estos niños pequeños?”. “¿Cuáles son sus expectativas de aceptación [de la vacuna]?”. Y, como pregunta de seguimiento a una de sus respuestas: “¿Así que el escenario realista, en el mejor de los casos, para la vacuna de los menores de 5 años es una aceptación del 80% al 90%?”. Fauci eludió mi primera pregunta, pero cambiando ligeramente el marco, pude obtener una respuesta concreta con cifras sobre sus expectativas de aceptación. Luego, con la pregunta de seguimiento, estuve más cerca de entender no solo cómo esperaba que fuera la aceptación, sino qué era realista.

Otras veces, una fuente puede pensar que ha respondido completamente a tu pregunta cuando en realidad no ha dado suficientes detalles. O puede que te haya respondido de forma enrevesada, pero necesitas una cita concisa. En estas situaciones, Whitcomb resume su interpretación de lo que ha dicho la fuente y pregunta si es exacta. Esto tiene una doble finalidad: comprobar los hechos y obtener más detalles.

Esta táctica puede acabar a veces con un simple “sí”, así que es mejor para cuando realmente no estás seguro de haber entendido lo que quería decir tu fuente. Por ejemplo, cuando entrevisté al filósofo Clancy Martin, autor de Cómo no acabar con todo, sobre su viaje por la salud mental, describió su depresión parafraseando la metáfora de otra persona. No me quedó claro lo que quería decir, así que intenté resumir la idea preguntándole: “¿Así que es más como aprender a vivir con esto en lugar de desear que desaparezca?”. Esto le llevó a utilizar una parábola budista para describir cómo maneja la depresión, exponiendo su punto de vista de forma creativa e ilustrativa.

A algunas personas les encanta hablar y, en su entusiasmo por el tema, divagan sobre detalles irrelevantes para tu historia.

Aunque puede ser útil profundizar en detalles concretos con preguntas de seguimiento, a veces la mejor estrategia es una repregunta más genérica. Whitcomb a veces anima a su entrevistado a seguir adelante con una pregunta entusiasta como “¡Interesante! Cuénteme más sobre eso”.

También es importante hacer una repregunta cuando una fuente se contradice, dice Tyghe Trimble, editor jefe de Inverse. “Busca la lógica que no encaja”, añade. “Si ves que no se ha hecho un seguimiento de un dato o que no se han dado explicaciones, ve allí”. En una entrevista confrontativa, esto puede ser señal de que la fuente oculta algo. Por ejemplo, si un científico elude una pregunta sobre su financiación, vale la pena investigar los conflictos de intereses. En una entrevista típica, sin embargo, es más probable que sea señal de que no has entendido bien un punto crucial y necesitas una aclaración.

Otra ocasión en la que conviene hacer una pregunta de seguimiento es cuando una fuente experta utiliza jerga, un peligro constante cuando se entrevista a científicos. Si no se controla, la jerga puede limitar tu propia comprensión y dejarte sin citas contundentes y comprensibles. En lugar de intentar descifrar lo que quiere decir la fuente, pídele que lo simplifique. Raman pregunta a los expertos: “¿Cómo se lo explicarías, por ejemplo, a un estudiante de secundaria?”. Y si su respuesta sigue siendo demasiado complicada, puedes cambiarla por “estudiante de primaria”. Whitcomb añade que incluso si entiende la jerga, a menudo actúa como si no la entendiera, una estrategia que tiende a provocar una respuesta más accesible. “En la mayoría de las situaciones, me siento a gusto restando importancia a lo que sé para conseguir que la fuente me hable en un lenguaje más sencillo, y también para crear un ambiente más amistoso”, afirma.

 

Interrumpir una tangente

A algunas personas les encanta hablar y, en su entusiasmo por el tema, divagan sobre detalles irrelevantes para tu historia. Si la fuente dispone de un tiempo limitado para hablar contigo o tu propio tiempo es escaso, tienes que mantener el hilo de la conversación. Eso puede significar incluso interrumpir a la fuente, pero no tiene por qué ser tan grosero como puede parecer. “Podrías decir: ‘Oye, ¿puedo hacer una pausa aquí? Me interesa mucho lo que está diciendo. Pero tengo muchas preguntas’”, dice Whitcomb. “Hay una forma de intervenir e interrumpir de una manera que transmita entusiasmo, en lugar de desinterés”, dice Whitcomb: “Lo siento, sé que tiene poco tiempo, así que quiero asegurarme de que tengamos tiempo para hablar de X”, o “En realidad, eso es un buen punto de partida para otra cosa de la que quiero hablar con usted”. Independientemente de las tácticas de interrupción que utilices, este es un músculo que incluso a algunos periodistas experimentados les cuesta flexionar, así que no te castigues si de vez en cuando dejas que una fuente se extienda demasiado.

 

Pensar, escuchar y tomar notas —todo a la vez—

Todo esto —escuchar de forma activa y comprensiva, pensar estratégicamente qué preguntar a continuación y cuál es el nivel de comodidad de la fuente, y tener presente el material que se necesita— requiere mucho espacio mental. A veces, esto puede significar que te olvides de preguntas de seguimiento cruciales, o que tengas que hacer pausas incómodas para serenarte cuando tu fuente haya terminado de hablar. Es esencial disponer de un sistema que te mantenga organizado y bajo control durante la entrevista.

En algún momento, puede que tengas que reconocer que un entrevistado simplemente no te está dando lo que necesitas, y no lo va a hacer.

Para hacer malabarismos con todos los aspectos de una entrevista hay que saber que se puede confiar en la grabadora de audio. Después de algunos contratiempos tecnológicos al principio de mi carrera, me pasé más o menos un año intentando transcribir cada entrevista tal y como hablaba mi fuente. Mala movida. Esto me dejaba poca capacidad intelectual para pensar en las repreguntas, o incluso en cuál de las preguntas que había preparado tenía más sentido formular a continuación. Esto llevaba a entrevistas entrecortadas que no les permitía a mis fuentes ampliar lógicamente sus ideas de una pregunta a la siguiente.

Cuando empecé a confiar en mi dispositivo de grabación, tuve más tiempo para pensar. En lugar de escribir todo tal y como lo decían, me limité a tomar notas breves —lo esencial en caso de que fallara la grabación— y citas especialmente interesantes. Este método me dejó más tiempo para pensar qué pregunta preparada tenía sentido formular a continuación, para añadir preguntas de seguimiento a mi lista a medida que se desarrollaba la entrevista y para participar más plenamente en la conversación.

Aunque la mayoría de los periodistas, como yo, escriben sus preguntas de antemano y toman notas en una computadora durante la entrevista, a algunos les resulta útil un enfoque menos tecnológico. Raman prefiere utilizar papel y bolígrafo tanto para la preparación como para la conversación en sí. Para ella, escribir manualmente las preguntas antes y durante la entrevista le ayuda a recordarlas mejor. En las entrevistas de video, también le evita tener que pasar de una pantalla a otra y le facilita mantener el contacto visual con la fuente, lo que demuestra su interés por lo que dice y ayuda a la comprensión auditiva.

 

Determinar cuándo necesitas más

En algún momento, puede que tengas que reconocer que un entrevistado simplemente no te está dando lo que necesitas, y no lo va a hacer. Si tienes tiempo, busca otra fuente que pueda responder mejor a tus preguntas. Si no tienes tiempo, y si tu editor no puede darte más tiempo después de que le expliques la situación, quizá tengas que conformarte con lo que tienes. Eso podría significar completar el contexto basándote en investigaciones externas o (si tu publicación lo permite) agregar citas de artículos publicados, con la atribución apropiada. Si otra persona va a realizar una verificación de datos de la historia, también puedes pedirle que formule un par de preguntas adicionales cuando hable con la fuente, en un último esfuerzo por obtener algo más del entrevistado.

Recuerda que no hay dos periodistas que tengan exactamente las mismas técnicas para conducir una entrevista, y que no hay una forma de hacerlo que sea siempre mejor que otra.

Si terminas una conversación con una gran fuente y luego te das cuenta de que te faltó algo, puedes enviar un correo electrónico con algunas preguntas rápidas de seguimiento o incluso programar una segunda entrevista más breve. Un truco que he aprendido: si la fuente está ocupada y no tiene tiempo para una entrevista de seguimiento, envíale las preguntas y pídele que se grabe a sí mismo con una nota de voz y te la envíe a ti, así obtendrás una respuesta más larga, completa y natural.

Recuerda que no hay dos periodistas que tengan exactamente las mismas técnicas para conducir una entrevista, y que no hay una forma de hacerlo que sea siempre mejor que otra. Pero si con frecuencia no obtienes todo lo que necesitas de tus entrevistas, tienes problemas para conseguir que las fuentes se abran o se te acaba el tiempo antes de realizar todas tus preguntas, esas son señales de que tu estilo actual no te está funcionando. Así que trata de cambiar un poco las cosas —lo peor que puede pasar es que, de vez en cuando, tengas una pausa incómoda—.

 

 

Tyler Santora Cortesía de Tyler Santora

Tyler Santora es periodista independiente que cubre salud y ciencia residente de Colorado. Anteriormente, estuvo a cargo de la edición de los temas de salud y ciencia en Fatherly, donde dirigió la cobertura de la salud y el bienestar de los hombres, fitness, paternidad, desarrollo infantil y más. Tyler escribe para publicaciones como Scientific American, Popular Science, Undark, Nature Medicine, Medscape y Audubon Magazine, y se especializa en la cobertura de la salud de las personas transgénero. Sigue a Tyler en X como @Tyler_Santora.

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